Columna de Michèle Labbé: “Las teleseries se quedaron chicas”
"Si comparamos resultados con reforma tributaria versus con una baja de impuestos llegamos a la conclusión que una baja de impuestos haría US$735 mil millones más ricos a los chilenos al año 2032 que una reforma tributaria como la planteada por el gobierno.Asimismo, una baja en los impuestos procrecimiento permitiría que cada uno de los chilenos fuéramos en promedio US$59 mil más ricos al 10 años plazo. Pero más sorprendente aún, no solo los chilenos seríamos más ricos, sino que también contaríamos con más recursos para poder realizar políticas sociales, pues al crecer más el PIB, aumenta la recaudación"
Culebrones se les llamaba antiguamente a esas teleseries eternas en que todos los días pasaba algo que enredaba la trama y que alejaba la solución de los problemas. Eran tramas tan enredadas que se alejaban mucho de la realidad. Como olvidar a Topacio, o La Madrasta.
Sin embargo, los chilenos no podemos quejarnos, la política nos ha llenado de sorprendentes teleseries últimamente. Mientras la Corte Suprema da giros y contra-giros en relación al – a estas alturas – famoso fallo de las Isapres, el Presidente nos deleita con anuncios del destino de los recursos que recaudará la reforma tributaria, el ministro de Hacienda lo desmiente y la ministra vocera entrega la versión oficial del discurso, donde el presidente nunca prometió ni pago de CAE, ni de la deuda histórica, ni nada, todos los chilenos malentendimos.
Más que teleserie, pareciera que nuestras autoridades viven en Narnia, donde con los recursos de una reforma tributaria que no existe, serán capaces de realizar todos los programas que no tienen, que el sector privado ejecutaría a la mitad del costo y que además el sector público es incapaz de implementar.
¿No les pareció que el país de fantasía que el Presidente describió en su cuenta pública era un lugar lindo a donde emigrar? Eso, si lograron superar el tedio de las casi cuatro horas para, por segundo año consecutivo, decir lo que se supone que va a hacer, pero que no ha sido capaz de empezar.
La buena noticia es que ese país se puede construir, pero al camino es distinto al que han insistido nuestros políticos durante la última década, década donde cada día nos alejamos más del sueño de ser un país desarrollado. Para construir el país del que hablaba el presidente necesitamos bajar los impuestos generando incentivos al ahorro, emprendimiento e inversión.
De acuerdo a lo informado por el Ministerio de Hacienda, una reforma tributaria similar a la presentada en 2022 disminuiría el crecimiento PIB en aproximadamente 1,0% anual, mientras que cambios que disminuyan el impuesto corporativo a 20% e integren el sistema impositivo al 100% generarían el efecto contrario a la reforma tributaria de 2014, incrementando el PIB en aproximadamente 2,2% anual.
Si comparamos resultados con reforma tributaria versus con una baja de impuestos llegamos a la conclusión que una baja de impuestos haría US$735 mil millones más ricos a los chilenos al año 2032 que una reforma tributaria como la planteada por el gobierno.
Asimismo, una baja en los impuestos procrecimiento permitiría que cada uno de los chilenos fuéramos en promedio US$59 mil más ricos al 10 años plazo.
Pero más sorprendente aún, no solo los chilenos seríamos más ricos, sino que también contaríamos con más recursos para poder realizar políticas sociales, pues al crecer más el PIB, aumenta la recaudación, por lo que de realizarse una baja de impuestos pro-crecimiento, en un período de 10 años, la recaudación se habría incrementado US$94 mil millones, esto es, los gobiernos contarían con US$94 mil millones adicionales para realizar mayores y mejores gastos, más de lo que cualquier reforma tributaria podría lograr.
Ya es hora de ponernos serios y luchar por sacar de la situación de pobreza a los chilenos que han caído en ella. Para hacerlo no hay dos caminos posibles. La única opción es hacer crecer el PIB, y la política más efectiva y eficiente para hacerlo está al alcance de nuestra mano. Si este gobierno de verdad busca mejorar la vida de los chilenos, debe dejar de insistir en su reforma tributaria, que no es más que lo que le ordena una ideología errada que sólo siembra pobreza.
* La autora es economista de la Facultad de Economía y Gobierno USS.