Columna de Miguel Torres: Resiliencia

 Enel Trabaja en reposicion del alumbrado publico en la comuna de Penalolen 5/8/2024
Resiliencia. Javier Salvo/Aton Chile


La creciente electrificación de distintos procesos y bienes de uso común, como un hervidor de agua o un automóvil, ha hecho que la electricidad como fuente de energía sea prácticamente indispensable en la vida de las personas. Basta con ver cómo un repentino corte de luz altera nuestras rutinas, volviendo a la normalidad solo después de la reposición del suministro. El sistema eléctrico funciona bien la mayor parte del tiempo y acorde a la norma técnica vigente, sin embargo, frente a los efectos del cambio climático, como eventos meteorológicos extremos, pareciera ser que carece de preparación o que la respuesta no es la más adecuada para garantizar la integridad del suministro. Prueba de ello son la gran cantidad de clientes que al día de hoy llevan una semana o más sin electricidad producto del temporal que azotó la zona centro-sur del país. Las razones de esta situación son muchas y de distinta naturaleza, como ya hemos ido conociendo en los medios de prensa estos días.

Desde el punto de vista técnico, la solución no es para nada fácil de abordar dada la alta complejidad intrínseca de un sistema eléctrico nacional. En este sentido, el Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos (IEEE, la sociedad técnica profesional más grande del mundo) ha impulsado el avance en el conocimiento de la resiliencia de los sistemas eléctricos, característica poco explorada hasta hace unas décadas y que permitiría hacer frente a los desafíos que plantea el cambio climático a la operación y sustentabilidad de los sistemas eléctricos. La fuerza de tarea IEEE para la definición y cuantificación de resiliencia en su informe técnico PES-TR65 define resiliencia como la capacidad de soportar y reducir la magnitud y/o duración de eventos disruptivos, pudiendo anticipar, absorber, adaptarse, y/o recuperarse rápidamente de tales eventos. Además, se destaca que la resiliencia debe abordarse desde dos aspectos que se desarrollan en horizontes de tiempo distintos: operacional a corto plazo, e infraestructura a largo plazo. La resiliencia operacional se enfoca en las tareas a realizar durante e inmediatamente después de una disrupción mayor con el fin de reducir el número de clientes desconectados o el tiempo de reconexión de los clientes afectados.

Para cuantificar la resiliencia operacional es importante considerar todos los peligros y eventos, incluso los de alto impacto y baja probabilidad. Además, se deben cuantificar no solo los estados iniciales, finales e intermedios de resiliencia, sino que también los tiempos de transición entre ellos, es decir, se requiere caracterizar detalladamente el proceso de preparación previo a un evento (aquí las herramientas de pronóstico meteorológico juegan un papel muy importante), el proceso operacional durante el evento, y el proceso de respuesta posterior al evento. Conocer la resiliencia del sistema eléctrico no va a solucionar los problemas que actualmente aquejan a miles de clientes, pero al menos medirla y garantizar su trazabilidad permitiría conocer su estado actual y qué hacer para mejorarla, con el fin de contar con un sistema eléctrico más resiliente.

Por Miguel Torres, académico Facultad de Ingeniería y Ciencias Aplicadas, Universidad de los Andes