Columna de Natalia González: Populistas unidos ¡deben ser vencidos!
Parlamentarios oficialistas amenazan con un nuevo retiro de los fondos de pensiones si la oposición no aprueba la reforma previsional del gobierno, ¡reforma o retiro! Dicen querer mejorar las pensiones, lo que es contradictorio con promover los retiros, pero la incoherencia no les importa: reciben una abultada dieta a fin de mes, no asumen la responsabilidad por lo que promueven o votan y, bajo este ingobernable sistema electoral, estas conductas los benefician.
Sobre cómo un nuevo retiro impactaría el diseño de una posible reforma previsional, en el monto individual de la pensión autofinanciada, especialmente de mujeres (a las que dicen querer resguardar) o en la inflación y el acceso y costo del crédito, les tiene sin cuidado. Es decir, nuestros problemas, no son sus problemas, ¡flor de representantes!
Al populismo previsional se suma el populismo congelador de precios de las cuentas de la luz y mañana quién sabe de cuál otra. A tan solo dos meses de aprobar ampliamente la ley que permite comenzar a resolver el problema y sincerar los precios -rompecabezas que contribuyeron a generar- tienen el tupé de no estar de acuerdo con ellos mismos. Típico del populista: todas las micros le sirven. Como se acerca la fecha para inscribir candidaturas para las elecciones locales, se les “prendió la ampolleta” de que alzas en las cuentas no pintan bien (para sus propios fines porque la preocupación por usted es secundaria o, a lo sumo, alineada a la principal y corto placista de ellos). El vicepresidente de la Cámara que, por contradictorio que parezca para la institucionalidad, es guaripola de varios frentes populistas, presentó un proyecto para extinguir la deuda con las empresas eléctricas y congelar tarifas hasta el 2075 (sí, leyó bien, y sí, es un sinsentido total). Promueve, además, la nacionalización de empresas de servicios públicos.
Un tercer grupo de políticos, que se dice muy garantista y defensor de derechos, promueve con gruesos brochazos populistas el levantamiento del secreto bancario: “El que nada hace nada teme” dicen, como si no existiera el derecho al debido proceso, la presunción de inocencia (y no al revés como ocurre cuando se invierte la carga de la prueba), la privacidad y la honra, entre otros. Por ello y para proteger estos derechos, el asunto en debate no debe reducirse a la frase simplona o a si se mejora o no el gobierno corporativo de la entidad que levantaría el secreto. Menos, a la consigna populista bajo la cual, si usted no está de acuerdo con ellos, poco menos que está del lado del Tren de Aragua. El argumento no resiste análisis, sobre todo viniendo de quienes promovieron las fronteras abiertas y los indultos a delincuentes con gran prontuario.
Basta. No debe existir titubeo alguno que dé cabida a estas incomprensiones. Espero, además, que en noviembre de 2025 los ciudadanos pongamos fin, con el voto y por necesidades imperiosas del país, al contrato vigente del sindicato de políticos populistas.
Por Natalia González, Faro UDD