Columna de Natalia Piergentili: Muchos candidatos y poco de proyecto: el error recurrente del progresismo chileno

Socialismo Democrático


En medio del constante flujo de encuestas y la urgencia del oficialismo por definir nombres para las próximas elecciones presidenciales, preocupa que el foco principal siga estando en los candidatos y no en la construcción de un proyecto político sólido. La reciente carta de senadores del PS y PPD promoviendo un candidato único refuerza esta tendencia. Sin embargo, la experiencia demuestra que sin una base programática clara, cualquier liderazgo se vuelve frágil; no olvidemos que son las ideas las que trascienden, son los proyectos colectivos y las convicciones los que permanecen.

La historia del progresismo en Chile está llena de coaliciones que, una vez en el poder, han enfrentado tensiones internas por la falta de consensos estratégicos. Ejemplo de esto en los últimos años es el bloqueo interno que se vivió en la Nueva Mayoría o las tensiones entre el Frente Amplio y el PC al principio de este gobierno, los que evidencian que, sin acuerdos previos, los proyectos se fragmentan y las reformas se estancan.

Por ello, como primer desafío el PS y el PPD deben definir una agenda mínima que garantice que su alianza no sea solo electoral, sino un proyecto político con contenido, con una visión de largo plazo más allá de la próxima elección presidencial.

El segundo es determinar si el Socialismo Democrático (PS, PPD, PR y PL), junto a la DC, debe institucionalizarse como una federación que contemple al menos cuatro pilares: unidad en la diversidad, una estrategia electoral conjunta, un programa común y mecanismos de decisión y resolución de conflictos.

Una vez resuelta esta cuestión, se debe definir la relación con el Frente Amplio y el PC, abordando interrogantes clave: ¿Será esta una alianza meramente electoral o un proyecto de gobierno con propuestas concretas? ¿Cuáles son los límites y principios esenciales para evitar fracturas internas? ¿Es viable, a largo plazo, la convivencia entre socialdemócratas y estos otros sectores dentro de un mismo proyecto?

Para que una coalición o alianza sea verdaderamente exitosa no basta con ganar elecciones, es fundamental consolidar principios programáticos comunes que unifiquen al bloque y construir una narrativa política que trascienda el objetivo de vencer a la derecha, orientándose hacia un gobierno con propósito.

Algunos dirigentes políticos sostienen que el actual oficialismo ya tiene una propuesta de país y que la ciudadanía comprende su identidad, por lo que la discusión programática debería ser secundaria. Sin embargo, este argumento pasa por alto varios factores. En primer lugar, el Socialismo Democrático no es un bloque homogéneo, ya que existen diferencias significativas entre sus partidos, las que se amplían aún más al considerar la relación con el Frente Amplio y el PC. Prueba de ello son las divergencias, algunas de carácter estructural, que han surgido dentro del gobierno y se han reflejado en el debate legislativo.

Sin acuerdos, las diferencias internas pueden paralizar el proyecto, junto con que la política no se trata solo de ideas generales, sino de prioridades concretas, no basta con compartir principios como el Estado de bienestar o la economía mixta; es clave definir cómo y en qué orden se implementarán.

Sin acuerdos de fondo, hay incertidumbre y tambalean los liderazgos. Porque finalmente un programa no es un trámite ni la sumatoria de las medidas propuestas por los participantes en las primarias, sino la base de una gobernanza estable, un acuerdo programático ordena expectativas, reduce conflictos internos y brinda estabilidad para enfrentar crisis.

Creer que un candidato del Socialismo Democrático no necesita acuerdos programáticos o que solo las encuestas o las primarias con poco contenido generarán al candidato es ignorar la historia reciente del progresismo chileno.

Chile necesita más que un nombre para encabezar encuestas; necesita una visión de país compartida. La pregunta es si el progresismo está dispuesto a construirla antes de que sea demasiado tarde.

Por Natalia Piergentili, ex presidenta del PPD

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