Columna de Óscar Figueroa: El Metro de Santiago, un actor de 50 años
El Metro de Santiago, una red de transporte urbano mayoritariamente subterránea, que se extiende por casi 150 kilómetros representa una de las obras más emblemáticas e importantes en la ciudad, pero el mismo tiempo, también un ejemplo de planificación y constancia.
Concebido hacia fines de la década de 1960, en asociación con la propuesta de planificación de la ciudad representada en el Plan Regulador Intercomunal de Santiago (PRIS) de 1960-1964, la construcción del Metro de Santiago se inició en 1969 y su operación fue inaugurada en 1975. Era el reconocimiento de la necesidad de enfrentar de manera integral y anticipada las necesidades urbanas que entonces se hacían evidentes.
Dos aspectos centrales fueron muy destacados en esta conexión; el primero era el reconocimiento que es necesario implementar proyectos integrados si se quiere que estos sean efectivos, en este caso, entre desarrollo urbano y transporte. El segundo aspecto consistió en la acción de planear y decidir estratégicamente y para el largo plazo, mostrando que era más eficiente proyectar para un horizonte largo que avanzar a través de cortos, frecuentes, y muchas veces discontinuos, tramos. Así fue como el plan original del Metro consistía en una red de 5 líneas, de las cuales una buena parte ha sido respetada.
Estos mismos criterios pueden explicar por qué el tren metropolitano de Santiago ha recorrido 50 años de gestión y actividad, ininterrumpida y continuada por todos los gobiernos de turno, convirtiéndose en uno de los más destacados ejemplos de una política de estado consistente y exitosa.
Por estos propios motivos es que el Metro ha conseguido cumplir exitosamente sus tareas: elemento estructurador del sistema de transporte de la ciudad, asegura la realización de más de 2 millones de viajes diarios hacia amplios sectores de la ciudad. El Metro atiende la mayor parte de las comunas de Santiago y se ha extendido significativamente hacia la periferia.
De esta forma, el Metro se ha consolidado ya como un hito de la ciudad, que ha promovido la mejora en la calidad de vida de muchos y que ha acogido funciones urbanas importantes para la comunidad. Una buena parte de las personas que ingresan a las estaciones, lo hacen para servirse de otras ofertas que el metro acoge, tales como comercio, trámites, cultura, soporte de nuevos desarrollos urbanos, etc. Y por estos motivos, por ser parte de la ciudad, el Metro también queda expuesto a fenómenos urbanos tales como el comercio ambulante o situaciones de inseguridad.
Pero su fortaleza reside en sus funciones urbanas y de transporte. Es importante destacar que uno de los grandes méritos del Metro ha sido el de promover la integración de las viajes urbanos santiaguinos, rompiendo con el antiguo concepto de competencia entre modos y mostrando que la integración intermodal es una condición principal para ofrecer movilidad efectiva a los ciudadanos.
El Metro de Santiago constituye un importante ejemplo en América Latina, por su calidad y rendimiento; a los 150 kilómetros actuales se espera, con absoluta certeza, que su red acogerá otros 50 kilómetros en los próximos años. Ejemplo de seriedad, de consistencia, y motivo de orgullo para los santiaguinos.
Por Óscar Figueroa, académico Instituto Estudios Urbanos y Territoriales UC, y asesor del Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI)
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