Columna de Óscar Guillermo Garretón: La dignidad de la política en una hebra
¿Para qué jugarse por un acuerdo constitucional que pueda aprobar la ciudadanía, si parece más probable que ésta, hastiada o asqueada con la política, rechace cualquiera que se le presente? Pues, porque en eso está la dignidad perdida de la política. En no subordinarse a sentires masivos, como ocurrió en los “retiros”, cuando uno cree que eso va contra el interés de esas mismas mayorías.
Tomemos una hebra cualquiera para explicarlo. En los últimos 30 años el presupuesto público ha aumentado en 5 veces y el 80% del financiamiento de él, proviene del crecimiento de nuestra economía. Solo un 20% es por aumento de impuestos, varios de los cuales, han sido anticrecimiento. El país entonces se estanca y a poco andar, cada reforma tributaria se hace insuficiente y reclama otra. Desde 2013 llevamos 10 reformas tributarias y ahora discutimos otra más que también será insuficiente si Chile no crece; y según Cepal, en 2023, el otrora pujante Chile, junto a Haití y Argentina, son los tres países que decrecerán en América Latina.
Sigamos tirando la hebra. ¿Cuándo comenzó el estancamiento de la economía chilena? Hace diez años. Los mismos que llevamos discutiendo una nueva constitución. ¿Todo es culpa de esa discusión? No, pero es inocultable su influencia. Pocos invierten si no saben qué reglas, qué leyes y qué instituciones regirán en años más, cuando comience a recuperar lo invertido. Sin un ordenamiento constitucional, legal y tributario con garantías de estabilidad, extranjeros y también grandes inversionistas locales, preferirán invertir en otras latitudes. Lo sabemos, el crecimiento y la inversión en Chile están estancados; no pongamos cara de asombro si la desocupación aumenta.
La hebra llega así a la discusión constitucional. Chile debe cerrarla, no por pasión leguleya, sino porque el vacío nos está destruyendo. Algunos podrán desvivirse calculando cómo dejar mal al bando contrario en esta discusión. Es la lógica del oportunista dispuesto a sacrificar a su pueblo en aras de su interés particular. Lo pagará la gobernabilidad política de Chile. El efecto del vacío constitucional es devastador. Si no se imponen llegar a acuerdo, ni el crecimiento, ni el empleo, ni los recursos para políticas sociales, ni el diseño fragmentario e inepto del sistema político actual, ni el orden institucional para enfrentar la inseguridad ciudadana, tendrán solución y el principal destinatario de los reclamos por ello, siempre será la política y muy especialmente, el gobierno de turno. Con un pueblo curado de espanto, lo pagarán tanto el gobierno y los partidos oficialistas, como los opositores.
Por Chile y también por ustedes mismos, lleguen a un texto de acuerdo razonable y luego juéguense porque su sociedad lo apruebe. Sean dignos y competentes. Privilegien lo que Chile necesita: cerrar 10 años de discusión constitucional.
Por Óscar Guillermo Garretón, economista
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