Columna de Óscar Guillermo Garretón: La línea divisoria
Una nueva línea divisoria escinde el arco político nacional. No es entre izquierdas y derechas, ni entre oficialistas y opositores. Es entre el PC por un lado y el gobierno más el resto de los partidos por el otro, a raíz del proceso a Daniel Jadue.
No es el primer alcalde procesado por irregularidades. Pero en los demás casos, primó el respeto al proceso judicial. Podía haber solidaridad con el afectado, pero no descalificación a fiscales y jueces.
En el caso de Jadue, el PC se lanzó en picada contra el proceso judicial mismo; en la calle y atacando al fiscal, a la jueza e incluso al oficialista presidente del Consejo de Defensa del Estado. Como dijo la ministra Tohá, los comprometidos con la institucionalidad democrática defienden su inocencia en tribunales. La política democrática no socava instituciones ni busca impunidad delictiva.
Jadue enfrenta acusaciones de cohecho, fraude al fisco, administración desleal y estafa (sic). No se trata de delitos “políticos”. Incluso otros alcaldes asociados a la Achifarp que presidía Jadue, han rechazado solidarizar con su gestión.
Actuando así, el PC difiere de todo el resto de los partidos en su compromiso con el orden institucional democrático. El propio gobierno ha dado señas públicas de incomodidad con él y no es casual la ausencia del Presidente Boric y de ministros en el 112º aniversario del PC la semana pasada.
Para mala fortuna del PC, esta línea divisoria ha tenido extensión internacional. En el acto de su aniversario, las ausencias locales realzaron más las presencias extranjeras. Entre ellas, las de Cuba y Venezuela. Si ya su presencia provoca reacciones críticas, en esta ocasión hay circunstancias que ahondan la grieta del PC con los demás actores políticos. Hace pocos días Manuel Díaz-Canel, jefe de Estado cubano, dijo que los cortes de luz que afectan a su país se extenderán y ampliarán en los próximos meses. De los sueños con que nació hace 65 años la hoy vetusta revolución cubana, no queda… ni su luz; y los aplausos ya no se oyen en la Plaza de la Revolución, sino solo en actos del PC chileno. En estos mismos días, mientras Chile reclama la detención en Venezuela de delincuentes buscados por el asesinato del teniente Ojeda, el jefe del Ministerio Público venezolano se permite insinuar que ese asesinato podría haber sido realizado por “cuerpos de inteligencia de Chile”. Nuevamente la línea divisoria. En días que nuestro país se enfurece con la grosera burla de la autoridad venezolana, enviados de Venezuela son aplaudidos en el aniversario del PC.
Cuando la cuenta del Presidente Boric apunta a dejar atrás afanes refundacionales, la línea divisoria que por su propia voluntad ha establecido el PC, difícilmente dejará de tener consecuencias. Al fin y al cabo, escinde más a las fuerzas de gobierno que al resto; y en algo más importante que Jadue: en su compromiso democrático.
Por Óscar Guillermo Garretón, economista
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