Columna de Óscar Guillermo Garretón: Las razones de los números
Quizás no lo comprendieron la noche del 4 de septiembre. Los meros números a veces no bastan; permiten negar la realidad a los que son reacios a aceptarla. Pero la encuesta CEP y otras recientes entregan las razones de los números. Es muy impresionante. En un lapso asombrosamente corto de tiempo, millones de chilenos despertaron de ensoñaciones que sonaban fascinantes y advirtieron que su mundo real se transformaba en pesadilla y en expectativas negras sobre el futuro personal y de Chile.
La violencia redentora de octubre de 2019 mutó en un monstruo de violencia y delincuencia impunes por el socavamiento de las instituciones encargadas de asegurarle orden y seguridad a la gente y sus hogares. Encabezan ahora sus preocupaciones: la inseguridad ciudadana; la inflación destructora de los sueños fugaces de bienestar generados por la repartija de platas a troche y moche; así como la salud y educación pública en bancarrota, haciendo rememorar promesas de nuevos derechos sociales. En tanto, se confirma que la gente quiere libre comercio internacional y no el boicot a tratados que han impulsado por meses; que quieren cambios, pero que sus preferencias en cuanto a una reforma de pensiones discrepa de las banderas del PC y el Frente Amplio; y se constata que la performance de la Convención Constitucional les ayudó a entender la locura que proponían: los textos jurídicos son incomprensibles para muchos, pero la vida de la Convención sí la entendieron y les aclaró todo.
Cada contenido auscultado por la CEP nos dice que la ciudadanía quiere exactamente lo opuesto a lo que los triunfantes en segunda vuelta presidencial propiciaban. Así, se sopesa mejor el significado de su magro 25% de votos en primera vuelta.
El 62% del Rechazo en el plebiscito es solo un número. Pero ahora ya conocemos razones. Algunos lo han asumido mejor que otros. Por ejemplo, el Presidente Boric; lo reflejan su cambio de gabinete y declaraciones, donde destacan un “aylwinismo” en el homenaje entregado al expresidente y sus condenas a la violencia. Pero los que no lo entienden ni asumen, lo arrastran a “octubrismos”, además chapuceros, como el indulto convertido en monumental crisis de gobierno.
La izquierda refundacional, victoriosa hace menos de un año, vive un derrumbe cultural inédito en la población. Ella no es la izquierda de raíz popular que le dio 44% de los votos a Allende, a pesar de una crisis feroz y a seis meses del golpe. Tampoco es ese pueblo que respaldó la Concertación por 20 años y luego se engañó por un tiempo con arrestos autoflagelantes derivados en refundacionales. La Presidencia seguirá en crisis si “su habitante” no opta entre la serena firmeza de la izquierda popular chilena, que aprendió con el golpe a fraguar mayorías que ella misma no contiene; y esa izquierda maximalista de cubículo universitario mesianismo caduco y chapucería consuetudinaria, que lo arrastra de vuelta al 25%.
Por Óscar Guillermo Garretón, economista
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