Columna de Óscar Guillermo Garretón: Lo que se juega
Ya no vivimos tiempos de “estallidos” y “retiros”. Marcel ha sido un buen bombero, ungido ministro por esos mismos pirómanos promotores de estallidos y retiros inflacionarios, quizás tardíamente conscientes de la magnitud de los estragos que habían perpetrado. Apagó la inflación junto al Banco Central. Pero no depende de él arreglar los estropicios políticos que desalientan crecimiento, inversión y empleo formal. Tampoco tiene vuelta atrás ese cuantioso capital privado que optó por seguir invirtiendo…pero fuera de Chile; y ese afán de salir año tras año con reformas tributarias anticrecimiento. Es cierto, en economía saltamos de la hostilización a la empresa a llamados ardorosos a invertir; y de los discursos refundacionales y anticrecimiento de Giorgio, a la preocupación presidencial por la productividad, la inversión y la innovación (no sin algún guiño octubrista de vez en cuando).
También amainaron las angustias provocadas por ese texto constituyente, cuya derrota el 4/S provoca suspiros nacionales de alivio hasta hoy. Tampoco siguen siendo indolentes con la delincuencia. Pero esa previa mezcla de desidia, ineptitud e incomprensión del rol democrático de una justa mano dura a ella y del control a una inmigración desbordada, cambió cualitativamente la delincuencia. El crimen organizado y el narcotráfico se han entronizado en campamentos, barriadas y zonas rurales de Chile, dejando obsoletas las formas de combatir a esas casi amables delincuencias de antaño. Comenzamos a considerar normal saber a diario de muertos a bala y ajustes de cuentas.
Tampoco es tan claro el inicial ánimo gubernamental destructivo de los sistemas privados de salud, pero han llevado las cosas a un límite tal que hoy su problema, más que un programa de salud exclusivamente pública que saben inviable, es cómo salen del lío en que se metieron y cómo evitan una debacle sanitaria. En educación arrasaron con la educación particular subvencionada, hicieron añicos la municipal de calidad y menospreciaron la preescolar y la básica; pero bueno, algo intentarán hacer.
Veo cambios. También los ve el octubrismo que ya salió a “la calle” con la CUT. Pero el daño ha sido brutal y ha durado mucho. Es la obra gobernante exhibida desde hace años, nacida de la amalgama inútil entre conservadurismo ideológico, “burocratomanía” e intentos fundacionales de futuros que ignoran. Administrar algo mejor lo existente debería ser lo que les queda.
Pero así no salimos del hoyo, de la miasma, de la mediocridad. Nos interpela el desafío de construir entre todos un Chile cierto de ir a más. Un proyecto de país para 15 o 20 años. Requiere nuevas alianzas políticas, otros gobernantes con otros contenidos, intérpretes de mayorías. Esto se juega en las elecciones venideras. No la preferencia por algún individuo en algún lugar, sino por un futuro distinto al presente.
Por Óscar Guillermo Garretón, economista