Columna de Óscar Guillermo Garretón: Pole position
La última elección dejó a los Republicanos en lo que se denomina “pole position” en los campeonatos de Fórmula 1. Ocupar la primera fila en la largada de la carrera. En este caso, de la carrera presidencial. Tienen además otras ventajas. Una importante es que ganaron, pero no gobiernan. No tienen que pagar costos por gobernar en años de delincuencia desatada, inmigración descontrolada, crecimiento pobre e inflación, Isapres al borde de la cornisa, sistema de AFP al agüaite, demandas sociales exacerbadas y recursos escasos, minoría parlamentaria. Son ganadores, pero oposición al mismo tiempo… salvo en la tarea de dotar a Chile de una nueva Constitución.
Los ayuda también que son “escobita nueva”. No deben dar cuenta de fracasos, como el resto. Fracasó la derecha que gobernó con Piñera en 2010, volcando las preferencias ciudadanas a Bachelet II. El fracaso de ésta volcó nuevamente el electorado a Piñera II. Y cuando la gente se aburrió con los de siempre y su no respuesta, decidió apostar por jóvenes inmaculados dispuestos a cambiarlo todo. Pero bastaron seis meses de gobierno y una borrachera constituyente, para comprender la “chichita con que se estaban curando”. Se desilusionaron aún más rápido que con los gobiernos anteriores. Quedan impolutos, solo los republicanos.
Y por si no bastara, agregan otra ventaja. La composición de votos habla de aburrimientos mayores. No es cierto que la última votación repite aquella del Apruebo y Rechazo. En esta elección, la derecha -Republicanos más Chile Seguro- obtuvo unos 1.800.000 votos más que Kast en la segunda vuelta. En las comunas de quintil de ingreso más bajo, Republicanos (40%) tuvo más del doble de votos que Unidad por Chile (16,5%) y esta última coalición obtuvo sus mejores resultados en las comunas del quintil más alto de ingresos. Asimismo, si bien Republicanos quitó votos a Chile Vamos en todo el país, estos últimos ganaron en las “tres comunas”. En otras palabras, hay cambios en la composición social del voto de derecha.
Sin embargo, la carrera recién comienza. Y en ella triunfa quien logra mayorías. La carretera está llena de baches y obstáculos, pero la prueba más importante de su capacidad política para interpretar mayorías, la tienen los republicanos en la construcción constitucional. Teniendo el control para hacer una Constitución a su pinta, si quieren demostrar capacidad para dar gobierno, deben construir un texto que vaya más allá de ellos mismos; que dé gobernabilidad sólida y con el cual se identifique Chile, no solo parte de él. Las virtudes para ganar no son las mismas que para gobernar; y eso se juegan ahora. Los ayuda en ese objetivo -otra ventaja- que la única obra histórica capaz de salvar en algo a su gobierno, la tiene el Presidente Boric en la firma de una nueva Constitución. Si ni eso logra, la historia será muy severa con él y con quienes gobernaron con él.
Por Óscar Guillermo Garretón, economista
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