La ciudad es por esencia el lugar de encuentro y coexistencia social, pero los cambios demográficos y el costo de la vida ha llevado a que globalmente el tamaño de los hogares del siglo XXI se reduzca a niveles críticos. Cada vez son más los jóvenes y adultos mayores que viven solos, lo que conlleva toda una serie de desafíos respecto a nuestra calidad de vida y su salud mental.
Caso crítico es Corea del Sur, que hoy vive una catástrofe demográfica, con la tasa de natalidad más baja del mundo. El próximo año se estima que el 21,8% de los surcoreanos mayores de 65 años vivirán solos, a los que se suman cerca de 340 mil jóvenes entre los 19 y los 39 años. La soledad urbana en Seúl ha llegado al extremo del godoksa, término referido a las muertes solitarias, es decir, personas que viven solas, fallecen y son encontradas habiendo pasado días o semanas.
Para enfrentar esta pandemia de soledad, en octubre se anunció que se implementará un programa llamado “Seúl sin soledad”. En palabras de sus promotores: “Un plan integral de más de US$ 320 millones destinado a abordar la soledad y el retraimiento social entre sus ciudadanos”, que se apoyará en tres estrategias: “Estar juntos”, “Conectar juntos” y “Comunicarnos juntos”.
Estar juntos: Basado en la plataforma App llamada “Knock Knock 24″ que permitirá a las personas solitarias pedir ayuda por teléfono, chat o en centros especializados. También se construirán más de cien centros de bienestar y longevidad, con programas que premiarán la participación en actividades multitudinarias o al aire libre.
Conectar juntos: Identificará a las familias aisladas y hará lo posible por reconectarlas con sus vecinos. Se analizarán “diversos datos administrativos y 46 tipos de información de emergencia, como el uso del gas y la electricidad” para detectar familias/personas aisladas. Los almacenes de barrio y las lavanderías a las que acuden con frecuencia estas personas harán de puntos de contacto para ofrecer apoyo a quienes estén aislados.
Comunicarse juntos: Seúl aspira a “crear espacios abiertos por toda la ciudad, fomentar la empatía respecto a estos problemas mediante una comunicación abierta entre los ciudadanos y sentar las bases de soluciones eficaces”. La idea es eliminar el estigma de la soledad y traerla a la conversación pública en espacios abiertos.
Todavía es temprano para evaluar el impacto del programa, pero no estamos lejos de enfrentar una crisis similar en Chile. Según el CIPEM de la UDD en 2022 teníamos 6,9 millones de hogares, de los cuales 1,3 millones eran unipersonales, representando un 19,3% del total de hogares. Por su parte, los hogares unipersonales de personas mayores son 529.152, lo que representa un 39,2% del total de hogares unipersonales del país. Si bien la contingencia de seguridad y acceso a la vivienda copan la agenda, debemos comenzar a trabajar hoy en estos desafíos antes de que sea demasiado tarde.
Por Pablo Allard, decano Facultad de Arquitectura UDD
