Columna de Pablo Allard: Ciudad híbrida
A tres años de las cuarentenas del Covid-19, ya evidenciamos cambios que están reconfigurando nuestras ciudades para siempre: particularmente el teletrabajo y el abandono de los centros urbanos. Un estudio realizado por la consultora McKinsey en las principales urbes globales titulado: Espacios vacíos y lugares híbridos: el impacto permanente de la pandemia en el sector inmobiliario destaca algunos cambios clave:
El trabajo híbrido llegó para quedarse. Tanto en el mundo corporativo como en los servicios profesionales, la asistencia a la oficina se ha estabilizado un 30% por debajo de los niveles prepandemia. Ya no es necesario desplazarse por la ciudad para tener una reunión, y estas son más puntuales y productivas que antes.
El desarraigo de los centros urbanos: al no estar atados a sus oficinas, ni obligados a largos desplazamientos, muchos empleados han dejado los núcleos urbanos y trasladado sus hogares, actividades y compras a lugares más seguros, baratos o agradables. Por ejemplo, el núcleo urbano de Nueva York perdió el 5% de su población desde mediados de 2020 hasta mediados de 2022, y San Francisco perdió el 6%.
El comercio también se ha visto afectado: el tráfico peatonal cerca de las tiendas permanece entre un 10% y un 20% por ciento por debajo de los niveles prepandemia, y la demanda de oficinas y locales comerciales en las ciudades estudiadas también. En un escenario moderado, incluso proyectan que la demanda de espacio de oficinas será un 13% más baja en 2030 de lo que era en 2019.
Y eso que las ciudades estudiadas no sufrieron el daño que el estallido social de octubre de 2019 dejó en los principales centros urbanos del país, con su legado de vandalismo, inseguridad y éxodo de parte importante del comercio y oficinas que subsistían.
Pese a lo anterior, el estudio adelanta que las ciudades y edificios pueden adaptarse y prosperar adoptando enfoques híbridos. Apuntando al desarrollo de barrios de uso mixto, la construcción de edificios más adaptables y el diseño de oficinas y espacios comerciales de usos múltiples.
En el caso de nuestro país, el ministro de Vivienda ya ha anunciado algunos planes para adaptar espacios vacantes de oficinas como vivienda para paliar la crisis habitacional, sin embargo, este es el momento para que los alcaldes, concejos municipales, comerciantes e inmobiliarios trabajen juntos para flexibilizar normas y revitalizar nuestros centros urbanos, con una épica y medidas tan agresivas como innovadoras.
Algunas claves para este renacer: seguridad, orden público y tolerancia cero contra el vandalismo. Mejorar el transporte: las ciudades son más vibrantes y accesibles cuando hay trenes de cercanía, metro, buses y bicicletas compartidas disponibles. Atraer diversidad: a los barrios de uso mixto les fue mejor que a aquellos predominantemente de oficinas. Parques públicos, tiendas, gimnasios, restaurantes y apartamentos: son los espacios que involucran a los residentes y generan cohesión. Y finalmente, incentivos a las Pymes e industrias emergentes para repoblar ese centro que espera una última oportunidad.
Por Pablo Allard, decano de la Fac. de Arquitectura UDD