Columna de Pablo Ortúzar: Republicanos con guitarra
1. La estrategia del Partido Republicano, hasta ahora, consistió en dejar que la centroderecha hiciera el necesario trabajo político de buscar acuerdos centristas, para luego capitalizar electoralmente criticando el supuesto “entreguismo” y “cobardía” de la centroderecha. Este modelo de negocio político es muy parecido al que utilizó el Frente Amplio para crecer a costas de la ex-Concertación.
2. Los resultados del último proceso electoral no hacen posible que Republicanos siga con esa estrategia en el ámbito del proceso constitucional. Ganaron por demasiado: ahora serán directamente responsables de cualquiera sea el resultado de la instancia. No podrán dejarle los costos a la centroderecha y quedarse con las utilidades. Si el proyecto constitucional se hunde, ese naufragio pasará a la historia como culpa de Republicanos.
3. Es muy importante el posicionamiento que asuma la centroderecha de cara a lo que viene. Si le agachan el moño al Partido Republicano e intentan asimilarse a él, cometerán el mismo error que la ex-Concertación cometió en relación al Frente Amplio: renunciar a todo para tratar de subirse al carro de la victoria, pero terminar arrollados por él.
4. Someterse ideológicamente a Republicanos en la instancia constitucional, por otro lado, podría llevar a reproducir las condiciones que hicieron naufragar el proceso constitucional anterior: si la centroderecha no tiende puentes hacia el centro y la izquierda, y demanda pluralismo democrático en el proyecto constitucional, caerán en el mismo error de los sectores relativamente moderados de la izquierda que se sometieron a los dictámenes del PC + Lista del Pueblo + “pueblos originarios” en el proceso anterior.
5. Los resultados exigen al Partido Republicano mostrar todas sus cartas, en vez de seguir tocando sólo la tecla de seguridad y orden público. También exigen definiciones ideológicas de fondo en la izquierda gobernante y, por cierto, en la centroderecha. Es de esperar una etapa de la política nacional ideológicamente intensa en los próximos meses. El diagnóstico político y sociológico de cada partido deberá ser aguzado.
6. El fracaso del proceso constitucional, de ocurrir, significaría muy probablemente una deriva definitiva hacia salidas autoritarias y una degradación duradera de las instituciones democráticas. Si eso ocurre, dados los resultados de hoy, el Partido Republicano deberá cargar con el estigma de haber fracasado en evitar esa degradación.
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