Columna de Paloma Del Villar: El bienestar de la niñez en Chile, un desafío urgente
Hace justo 34 años, un día como hoy, Chile ratificó la Convención Internacional de los Derechos de la Niñez. Aquel día marcó un hito: desde entonces nuestro país se sumó a la comunidad internacional que reconoce que niñas y niños son sujetos de derecho y que, para hacerlos valer, requieren de atención y protección especiales.
A lo largo de los años, varias reformas y políticas han pretendido contribuir a las condiciones de vida de niñas y niños en Chile. Algunos ejemplos son la ampliación de la Jornada Escolar Completa que, en 1996, extendió el tiempo en las escuelas buscando apoyar a niñas y niños más vulnerables. En 1998, la modificación del Código Civil eliminó la existencia de hijos de primera y segunda categoría. En 2006 la creación de “Chile Crece Contigo” instauró el primer sistema de acompañamiento integral en la primera infancia y en 2011 se avanzó hacia el postnatal de 6 meses. Más recientemente, la creación de la Defensoría y Subsecretaría de la Niñez (ambos en 2018) y la Ley sobre Garantías y Protección Integral de los Derechos de la Niñez y Adolescencia en 2022, vienen a terminar una serie de reformas institucionales basales. La semana pasada el presidente Gabriel Boric lanzó una nueva Política de Niñez y Adolescencia que será la hoja de ruta hasta 2032 para avanzar hacia el bienestar integral de niñas y niños.
A pesar de todos estos avances, en los últimos años hemos visto nuevas crisis que han afectado las vidas de niñas y niños. Entre ellas, el Covid-19, las crisis internacionales que han forzado la movilidad humana y los cambios en nuestra relación con la tecnología. El Primer Informe Nacional del Bienestar de la Niñez de Observatorio Niñez, que se acaba de publicar, documenta cómo desde 2017 en adelante no hemos logrado avances sustantivos en el bienestar infantil. Este informe analiza un total de 20 indicadores y observa un deterioro en 12 de ellos; solo 4 se han mantenido igual. Miramos con gran preocupación en la primera infancia un aumento del bajo peso al nacer y de los nacimientos prematuros, una baja en las coberturas de la educación parvularia y una persistencia de mayores tasas de pobreza entre niñas y niños de 0 a 5 años. Por otro lado, se observan deterioros evidentes en la salud física y mental de las y los adolescentes, reflejados en el aumento de la malnutrición por exceso y sintomatología depresiva. Además, vemos condiciones más adversas en los entornos de niñas y niños en Chile, donde ha aumentado la violencia, pero también la inseguridad económica, expresada en inseguridad alimentaria, altos costos de la vivienda e inestabilidad laboral de los padres. La crisis medioambiental y los problemas en la planificación urbana también afectan a niñas y niños, que en promedio, no han visto mejoras en sus entornos urbanos. Todos estos aspectos se acentúan en ciertos grupos que siguen accediendo en menor medida al bienestar: las niñas (en comparación a los hombres) y los niños y niñas migrantes, también los pertenecientes a pueblos indígenas y aquellos que forman parte de los grupos socioeconómicos más bajos.
Este informe nacional es un esfuerzo de sistematización de información que invita a reflexionar y actuar de manera urgente. Lo que sucede en la niñez influye significativamente en el desarrollo y las trayectorias de vida. Durante esta etapa, se forman las bases de la personalidad, habilidades sociales, emocionales y cognitivas. El bienestar en esta etapa es fundamental para construir el futuro de los individuos y la sociedad en general. Aunque en Chile el progreso económico ha mejorado el estándar material y las condiciones de vida de muchos, las inequidades persistentes continúan reproduciendo desigualdades desde la niñez, dejando atrás a grupos importantes de la población.
La complejidad de los problemas levantados en el informe requiere de un abordaje integral y un compromiso intersectorial. Es fundamental que todos, desde las familias, los profesionales que trabajan día a día con niñas y niños y los hacedores de políticas públicas, contribuyan a construir entornos seguros y estimulantes para el desarrollo infantil. Como sociedad, debemos redoblar nuestros esfuerzos para asegurar que todas las niñas y niños de Chile tengan la oportunidad de crecer sanos, felices y con todas sus potencialidades desarrolladas. Asegurar el bienestar en la niñez es fundamental no sólo como imperativo ético para garantizar sus derechos y sus posibilidades de alcanzar un desarrollo individual pleno. Es también central para garantizar el desarrollo económico y social de un país que busca la equidad y democracia como sus principios básicos. Un país que se preocupa por el bienestar de sus niñas y niños está invirtiendo en su propio futuro, construyendo una sociedad más próspera y equitativa.
Por Paloma Del Villar, directora Observatorio Niñez de Fundación Colunga
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