Columna de Pamela Figueroa: ¡Democracia, siempre!

Las elecciones del pasado 26 y 27 de octubre, son un hito importante para la democracia en Chile. Por una parte marcan el inicio del ciclo político postconstituyente, y, por otro, muestran el compromiso ciudadano con la democracia, incluso en un contexto de crisis de legitimidad institucional.

El proceso electoral para la definición de autoridades regionales y locales nos regresa a la política regular. Atrás quedan cuatro años de elecciones en torno a la cuestión constitucional. Esta vez, de un padrón de 15.450.377 electores, participaron 13.112.090 personas, un 84,87 %, participación histórica para elecciones subnacionales. El voto obligatorio, con una multa menor que en otras elecciones, parece estar internalizado, como un derecho y una oportunidad de expresar opciones políticas y decidir sobre el futuro de sus comunas y regiones.

Las elecciones de gobernadores regionales fueron competitivas. Solo cinco de las 16 regiones definieron sus autoridades en primera vuelta. Once regiones irán a segunda vuelta el próximo domingo 24 de noviembre. En alcaldes, prevalecieron las dos coaliciones más importantes, Contigo Chile Mejor (coalición de centro-izquierda) quien eligió 111 lideres comunales con 3.500.000 de votos aproximadamente, y Chile Vamos (coalición de centro-derecha) que eligió 122 ediles con 3.100.000 de votos aproximadamente. El otro “tercio” son 103 alcaldes independientes que representan 3.600.000 votos aproximadamente. Republicanos y Social Cristianos eligieron 9 alcaldes en total. La centro-izquierda disminuyó su número de alcaldes, pero mantuvo comunas relevantes como Maipú, y ganó en comunas emblemáticas para la derecha como Puente Alto. Por su parte, Chile Vamos amplió el número de alcaldes y recuperó municipios clave, como Santiago y Ñuñoa. Será de gran interés ver como se posicionan los 103 municipios independientes y los resultados de concejales, en miras al año electoral 2025.

Más allá del análisis político-electoral que continuará, lo más importante es el compromiso ciudadano con la democracia. Estas no han sido semanas fáciles para la política chilena, diversos eventos han mostrado la debilidad de las instituciones. Sin embargo, la respuesta ciudadana a los problemas, es más democracia. Alta participación en las urnas, total tranquilidad en los dos días de jornada electoral, seguridad en la custodia de votos, vocales -la mayoría por primera vez en este rol- llevando el proceso de forma impecable, y candidatas y candidatos reconociendo tempranamente resultados electorales. El proceso electoral en Chile es sin duda uno de nuestros mayores tesoros como país.

El balance positivo de la elección de gobernadores, consejeros regionales, alcaldes y concejales pone en relieve la solidez electoral y la integridad del proceso. Esto es resultado de una arquitectura institucional que se ha sido fortaleciendo con la experiencia, y el Servicio Electoral es una muestra de ello. Cada proceso nos deja aprendizajes y sin duda hay aún muchos aspectos para mejorar y seguir creciendo, siempre teniendo como objetivo la democracia y el pleno ejercicio de los derechos de las y los ciudadanos.

Por Pamela Figueroa, IDEA-Usach