Columna de Pamela Figueroa: Percepción ciudadana de la nueva etapa del proceso constituyente

SANTIAGO 03 MARZO DEL 2014GENTE EN EL PASEO AHUMADA FOTO: REINALD
FOTO: REINALDO UBILLA / LA TERCERA


Interpretar la percepción y las preferencias ciudadanas frente al proceso político, se ha vuelto uno de los principales desafíos en el escenario posplebiscito. Desde el estallido social, resultados electorales disimiles en los plebiscitos de 2020 y 2022, elecciones de convencionales que contrarrestan con elecciones parlamentarias y de representantes locales y regionales, nos han mostrado con toda claridad que las percepciones ciudadanas son diversas, y que el rol de la articulación política es clave para consolidar acuerdos en sociedades plurales.

Un aspecto a considerar es observar preferencias y expectativas sobre los actores del proceso. El sondeo realizado por Agenda Criteria en septiembre de 2022 consultó sobre quién debía liderar el próximo proceso constituyente. Las respuestas apuntaban a que un 58% lo debería hacer la sociedad civil, un 30% el Congreso, un 7% el Gobierno y un 5% los partidos políticos. Al preguntar sobre quiénes cree que van a liderar el próximo proceso constituyente, los consultados indicaban un 31% los partidos, un 26% el Congreso, un 24% la sociedad civil y un 19% el Gobierno.

Un segundo aspecto a considerar, es no sobreinterpretar los resultados electorales en beneficio de un sector político u otro. Así como sabemos que el 80% de la ciudadanía que votó Apruebo en octubre de 2020 no tenía una expectativa uniforme con respecto a los contenidos constitucionales, tampoco el casi 62% que votó Rechazo en septiembre de 2022, tiene una posición uniforme con respecto a lo que debe ser el proceso posplebiscito constitucional, más aún con el voto obligatorio que llevó a las urnas a casi 4 millones de electores de los cuales no conocíamos preferencias.

La sociedad chilena es compleja, y la articulación de intereses en nuestra sociedad se está dando en un contexto de una institucionalidad política débil y con claros problemas de legitimidad y confianza. Además, el debate constitucional, que es a largo plazo, se da en medio de una crisis económica y de seguridad, que requiere respuestas multidimensionales y en una temporalidad que debe involucrar soluciones tanto de corto, como de mediano y largo plazo.

Hoy el diálogo sobre la trayectoria a seguir está principalmente radicado en el Congreso. Los presidentes de ambas cámaras han convocado a actores sociales y políticos a definir un camino que busque mayores certezas para llegar a un nuevo texto constitucional que mejor represente a la sociedad chilena actual, y cómo ve su futuro. Es necesario equilibrar las expectativas de la ciudadanía con un proceso político que fortaleza las instituciones de intermediación y articulación, como partidos y Congreso. Eso requiere valoración de la articulación política, transparencia y escucha activa de la ciudadanía.

Por Pamela Figueroa, Instituto de Estudios Avanzados Usach