Columna de Pamela Martínez: Los desafíos del mundo del trabajo ante un nuevo 1 de mayo

Trabajadores


Nuevamente vamos a conmemorar un nuevo día internacional del trabajo que se instaura a propósito de los hechos ocurridos en EE.UU. un primero de mayo de 1886 hace ya 138 años.

Aquella histórica huelga por la jornada laboral de ocho horas diarias culminó en una represión violenta y en la trágica ejecución de cinco manifestantes, conocidos como los Mártires de Chicago.

En el 2024, el trabajo sigue siendo un pilar fundamental en la vida de la mayoría de las personas. En Chile, nos enfrentamos a diversos desafíos, siendo uno de los más destacados el inicio de la implementación de la reducción de la jornada semanal de 45 a 40 horas. Este cambio conlleva la necesidad de abordar las limitaciones a las excepciones de la jornada laboral, así como la conciliación entre la vida personal y familiar con las obligaciones laborales.

Además, temas emergentes como la violencia en el trabajo y su prevención, en línea con la entrada en vigor del Convenio 190 de la OIT y de la ley “Karin”, así como la discusión sobre el salario mínimo y la inclusión de la perspectiva de género en el ámbito laboral, son desafíos cruciales que debemos enfrentar.

Los cambios propuestos son de tal magnitud que requieren una colaboración efectiva entre el sector productivo, el sector público y la sociedad en su conjunto. Sin embargo, como sociedad, aún no hemos alcanzado el nivel necesario de diálogo y cooperación para hacer del trabajo un espacio seguro, compatible con la vida privada y con una remuneración digna.

Es fundamental dotarnos de estructuras que fomenten el diálogo social y que impulsen instrumentos eficaces para implementar estas transformaciones. Un ejemplo de ello podría ser la creación de un consejo económico y social que permita evaluar y aplicar normativas que aborden estos desafíos. Además, es imprescindible fortalecer el papel de los sindicatos y la negociación colectiva como contrapeso laboral y herramienta para asegurar condiciones de trabajo justas.

Aunque se ha intentado avanzar en esta dirección con la creación del Consejo Superior Laboral establecido por la Ley 20.940/2016, su actuación ha sido insuficiente. Es necesario profundizar en dotar al mundo del trabajo de la capacidad de regular autónomamente sus condiciones de empleo.

El diálogo social y la negociación colectiva son elementos clave para construir relaciones laborales democráticas en el siglo XXI. Esperemos que exista la disposición de todas las partes para avanzar hacia este objetivo común.

Por Pamela Martínez, profesora del Departamento de Derecho del Trabajo y la Seguridad Social, Facultad de Derecho, Universidad de Chile

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