Columna de Patricio Hales: La política de ciudad en el verano
No es verdad. Sabemos que la menor congestión vehicular en la Región Metropolitana en verano no es un éxito de política urbana. Puedo asegurar que pronto, ni el verano mejorará la situación. Y aunque Juan Carlos Muñoz, el mejor de los ministros del Presidente Boric, persevera para resolverlo, la pesadilla de “tacos” aumenta hacia nuestro acostumbramiento. La impuntualidad en los compromisos está transformándose en disculpa de Estado.
Frente a eso, da esperanza el debate público que consiguió Congreso Ciudades, publicado y distribuido hace poco, en su “Reporte” digital e impreso de lujo, donde, entre muchos brillantes participantes, nuestro prestigiado Decano de Cambridge, Marcial Echenique, polemiza con el ministro Muñoz respecto al uso del automóvil. La discusión la continuaron por la prensa. Ambos participaron por separado en dos de 10 sesiones de diálogos con que Polística convocó en el Senado a 40 expositores académicos, empresarios, ONG y políticos preguntándoles: “¿Qué debe hacer la Política frente a la Crisis de Nuestra Ciudades?” y no solo de transporte. El profesor Echenique, de éxito internacional, argumentó contra la demonización del automóvil, fundamentó con datos la inevitablidad de su uso para el progreso para contradecir opiniones del ministro Muñoz. El ministro le replicó contundentemente, en otro foro de “Congreso Ciudades”, con documentadas razones y evidencias urbanas, exponiendo perjuicios, proponiendo soluciones, movilidades alternativas, desincentivos al automóvil y otras decisiones urbanas. Ambas exposiciones las vemos con los QR de videos de ese “Reporte”.
La continuación en prensa de la polémica de estos especialistas destacados, prueba que en Chile, teniendo tan buenos profesionales y académicos, es paradojal que los políticos no hayamos sido capaces de instalar un diálogo permanente que aproveche esas capacidades, institucionalizando esos diálogos sobre ciudad para la toma de decisiones de largo plazo de la autoridad. Se les consulta ocasionalmente. La congestión es solo un ejemplo veraniego. Crisis como Transantiago, “tomas”, inundaciones, permisocracia, vivienda, inversión inmobiliaria son casos de prueba de una falta de conversación de la política con los profesionales, para políticas de Estado. Gestión y mercado de suelo, institucionalización, gobiernos locales, indicadores de déficit urbanos, gobernanza, son parte de más de 100 materias que expusieron exigiendo diálogo permanente de la autoridad con organizaciones sociales, empresarios y académicos para el largo plazo. Chile requiere un Plan Habitacional a 30 años y no de gobiernos de 4. Pareciera que cada nuevo gobierno tuviese que empezar de nuevo con problemas que nuestras ciudades arrastran por años, mientras en los centros de estudios chilenos, reconocidos internacionalmente, acumulan conocimiento que cuesta que se apliquen a pesar del peso de las evidencias. Y es que las normas y reglas de las ciudades no las deciden los que saben sino los que mandan. A veces los que mandan saben mucho, como el caso del ministro Muñoz, pero las excelentes ideas de nuestros profesionales y académicos, para ser recogidas por los políticos de todos los gobiernos requieren más que excepciones personales. El país necesita instalar canales oficiales que recojan las ideas. Un modelo de conversación institucional con los incumbentes, que nutra a los políticos de modo permanente.
La “gracia” de Congreso Ciudades fue producir un germen de un tipo de conversación que la política podría sistematizar, no solo para la academia sino para dialogar con las ONG, las empresas, la industria de la vivienda y las obras públicas.
Varios políticos se comprometieron a iniciar este cambio y firmaron un Manifiesto que publicó Congreso Ciudades; reconocieron que la escucha a los sectores sociales y académicos, se realiza en las emergencias, en las catástrofes, en elecciones, y/o brevemente en audiencias públicas legislativas, en experiencias individuales, en eventos entusiastas pero pasajeros. El peligro de lo pasajero es la ilusión productiva de lo efímero.
Un sistema tan complejo como la vida en ciudad solo puede abordar decisiones políticas eficazmente con un modelo institucional obligatorio que recoja a los actores vivos como fuente ineludible y no como blanqueadores de la participación de papel.
La calidad de los actores, me hace mirar las acciones urbanas con cierto optimismo.
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