Columna de Paula Escobar: Kast, Parisi y el bofetón a las mujeres
Adiós Ministerio de la Mujer, adiós aborto en tres causales, adiós respeto a las disidencias sexuales, adiós lucha por la igualdad de género, adiós respeto a las familias que no sean la nuclear tradicional. Que Kast haya pasado a segunda vuelta liderando con más del 28% hasta el cierre de esta edición, es, entre otras cosas, una tragedia para las mujeres. Y que Parisi, -sin poner un pie en Chile y debiendo pensión de alimentos por millones de pesos-, se haya hecho del tercer lugar por sobre Provoste y Sichel, con 13%, suma a esa desazón. Es, en realidad, una bofetada.
Un ultraconservador de derecha, que ve en el feminismo una “ideología” que debe ser perseguida, y que un candidato zoom-bi, virtual, que ejerce la violencia económica y sicológica que implica no pagar los alimentos de sus hijos, estén en primer y tercer lugar, es inentendible en un país donde la lucha por los derechos de las mujeres parecía haberse transversalizado entre grupos y tendencias políticas variadas y diversas. Que el diputado Boric se haya hecho del segundo lugar -con un programa que tiene contundentes medidas en materia de género- compensa solo en parte la desazón del resultado, pues la suma de los dos candidatos anti agenda de género lo sobrepasan.
La marcha del 8 de marzo de 2020 pareciera de otra época: el ánimo allí era celebrar los derechos obtenidos, desde el derecho a votar en adelante, y la masividad del reclamo hacía posible considerar que lo logrado ya era el piso y que lo que faltaba podía conseguirse en esta generación. Y se veía con claridad lo que faltaba: igualdad sustantiva. Igualdad salarial, educación no sexista, derechos reproductivos, sobre todo, eliminar la violencia contra las mujeres: desde la que se experimenta a diario en las calles, hasta los femicidios, pasando por el acoso y abuso sexual. Una convención paritaria fue un logro mayúsculo y esperanzador.
¿Cómo dialoga aquello con los resultados de esta primera vuelta, con que Kast y Parisi hayan tenido tan alta votación? ¿Un ultraconservador y un papito corazón sin complejos?¿Uno que cree que una mujer violada debe ser obligada a no abortar y uno que deja a sus hijos sin pago de alimentos? Se puede explicar desde muchas ópticas, pero también como una reacción a esos mismos cambios y avances en materia de género. No hay avance sin reacción. Y en la votación de Kast hay un voto masculino en rebelión contra los avances de las mujeres, tal como expresó Cristián Valdivieso, de Criteria. “Ante la resistencia natural que genera la pérdida de poder, inevitablemente seduce avizorar la opción de recuperarlo. Y esa seducción ha llegado como oferta electoral representada en la explosiva candidatura de José Antonio Kast. Como decíamos, empujada principalmente por los hombres. (...)Hombres que adhieren al candidato republicano y su llamado a esa tribu masculina desorientada”.
Con el resultado del domingo 21, en la segunda vuelta solo habrá un candidato en la papeleta que cree en la igualdad de género, en el respeto a los derechos humanos de manera irrestricta y en la ampliación de derechos y libertades para las mujeres: Gabriel Boric. El diputado tiene una enorme responsabilidad. Primero, entender qué hay tras el voto a Kast. Qué miedos, incertidumbres, “inestabilidades”, han terminado llevando aguas al molino de Kast. Y, por cierto, intentar conquistar grupos afines con humildad y sin maximalismos. Si quiere triunfar, debe lograr congregar en torno a sí a un mundo diverso y más moderado que el suyo, pero que confluye en el rechazo a que un radical de derecha, pinochetista y ultraconservador como José Antonio Kast se ponga la banda presidencial el 11 de marzo.
Atraer a ese grupo (al que muchas veces criticó) crear puentes y diálogos reales que permitan una unidad de propósito, es su principal desafío.
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