Columna de Paula Walker: El clima
Vivimos en un clima extraño. Y no me refiero a ese clima que hizo llover a chuzo hace unos días, con altas temperaturas que derritieron la nieve y el agua corrió cerro abajo, agrandando los ríos y arrasando a su paso con las casas que se construyeron sin ninguna planificación urbana. Hablo de esa frase recurrente sobre el “clima de opinión pública”, que en los gobiernos suelen mencionar asesores y asesoras mientras buscan entender los caminos posibles a seguir.
Autores como Lippmann (1889), Habermas (1929) o Noelle-Neumann (1916) han generado una serie de reflexiones y teorías sobre los distintos aspectos que definen lo que es la opinión pública. Desde los estereotipos, pasando por la necesidad de un debate público racional e informado (muchas veces intervenidos por los intereses privados de grupos específicos) hasta las reflexiones sobre quiénes son parte de esta discusión pública y cómo no solo está alojada en las elites, sino cada vez más participan las personas sin importar su condición social. En esta discusión, el rol de los medios de comunicación es crucial, pues hacen visible (o invisibilizan) opiniones de actores que libremente deciden en consonancia con su línea editorial. La famosa teoría de la alemana Noelle-Neumann, conocida como “La Espiral del Silencio” (1995), agrega esa gota de subjetividad que termina por hacer de esta cuestión del clima de opinión pública algo extremadamente complejo: todas las opiniones de todos nosotros realizadas en público están sometidas a la idea de no quedarnos aislados, o fuera del grupo, y por lo tanto podemos callar o simplemente renunciar a una opinión y sumarnos a las tendencias de moda.
Solo con algunos de estos temas esbozados nos hacemos a la idea de que la opinión pública es un fenómeno complejo, que no lo define solo un aspecto y por tanto las acciones de un gobierno, sus reacciones y sus declaraciones son extremadamente importantes.
Vivimos en un clima enrarecido. Quienes dijeron que representaban otra forma de hacer política, hacen la misma política que es masivamente rechazada. Quienes en el pasado reconocieron financiamiento irregular en sus campañas hoy pretenden dar lecciones de probidad. No es aceptado por un sector, a 50 años del golpe cívico militar, que el Presidente Boric recomiende un libro de un autor distinto a lo que se esperaría. Los de siempre siguen teniendo el poder de oponerse a la reforma más importante que el país espera, la reforma previsional, y se suman a los oportunistas del voto fácil que promueven los retiros.
Son aguas difíciles de navegar, para este gobierno y para los que vendrán. Escuchar y entender a la opinión pública, en medio del reinado de las redes sociales como verdaderos medios de comunicación, son claves para tomar decisiones que ayuden a tener un clima que favorezca la colaboración, las certezas, la solidaridad y no el sálvese quien pueda.
Por Paula Walker, profesora Escuela de Periodismo Usach
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