Columna de Paula Walker: El impacto del caso Hermosilla

Continua formalizacion por lavado de activos al abogadoo Luis Hermosilla
El impacto del caso Hermosilla. Jonnathan Oyarzun/Aton Chile


Habrá decenas de encuestas dando vuelta para entender, minimizar o maximizar, el impacto que está teniendo el caso Hermosilla en la sociedad chilena. Habrá tantas versiones e interpretaciones como los involucrados y analistas sean capaces de sostener.

La élite está analizando de qué manera la historia de poder e influencia de un abogado ligado a la derecha, desde sus tiempos universitarios, ha puesto en jaque al sistema de justicia (jueces, fiscales, notarios), el mecanismo de nombramiento de integrantes de la Corte Suprema y cómo utilizó el poder para sus negocios cuando estuvo en los dos gobiernos del expresidente Piñera. La justicia determinará (la misma que está siendo severamente cuestionada) si Hermosilla utilizó al Estado y sus instituciones -desde el Ministerio del Interior que dirigía su amigo Andrés Chadwick- para sus intereses personales. Agreguemos un largo “etcétera” porque no sabemos cuánto más puede arrojar el teléfono del abogado.

Sin embargo, para el resto de las personas, las que no siguen la política ni les interesa ni comprenden los muchos detalles del caso, la información que aparece los golpea y les confirma sus peores temores: quienes se dedican a la política son iguales, todos corruptos y aprovechan su posición para llenarse de plata, apitutar a sus familias y amigos, abusando del rol que ocupan. Se configura el mejor escenario para que alguien grite: “que se vayan todos”. No nos engañemos, el caso golpea a la clase política en su conjunto, saca al pizarrón a las instituciones y las desafía a mostrar que pueden funcionar. De pasada acorrala a las candidaturas y las obliga a pronunciarse, mientras exige a la prensa que haga un trabajo prolijo en sus coberturas y análisis.

La periodista Alejandra Matus, en 1999, publicó el Libro Negro de la Justicia, una investigación sobre la forma en que operaba entonces el Poder Judicial en Chile. En esa época, el presidente la Corte Suprema la acusó de “desacato” invocando la Ley de Seguridad del Estado. Su libro fue retirado del mercado. Ella tuvo que salir al exilio, a Estados Unidos, en pleno siglo 21. Han pasado 25 años y aquí estamos, golpeados con las mismas prácticas y en la misma corte, aunque con mayor libertad de expresión que entonces.

El impacto del caso Hermosilla aún está por verse. Las instituciones no han funcionado como se esperaba, la transparencia no era tal y las modernizaciones institucionales fueron para la galería, pero al parecer no profundas. Si no es por la prensa, esta camarilla de amigos y compañeros de negocios habrían seguido actuando con total impunidad. Las denuncias como el Libro Negro de la Justicia, los reportajes del equipo de Ciper, el reporteo de Juan Diego Montalva para El Mostrador y otros tantos cumplen con una condición indispensable de una democracia: una prensa libre de intereses, que investiga y publica con responsabilidad y veracidad. Los poderosos le temen a la luz, a la prensa que investiga sin conflictos de interés, y se asustan cuando las instituciones -a pesar de todo- funcionan.

Por Paula Walker, profesora Magíster de Políticas Públicas, U. de Chile

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