Columna de Paula Walker: Estrategias para no avanzar
Hace unos años, para enfrentar el segundo gobierno de la Presidenta Michelle Bachelet, se trabajó intensamente en esa campaña con el objetivo de comprender los problemas más urgentes para las personas y reflejarlo en el programa de gobierno. Concentrada en poder enfrentar las múltiples desigualdades que se vivían en esos años en el país, la convicción de la expresidenta fue llevar adelante reformas y cambios estructurales, muchos de los cuales marcan el debate político hasta el día de hoy. Cambiar la Constitución fue parte de su convicción.
El gobierno del Presidente Boric lleva ocho meses de trabajo. Le ha tocado asumir en un momento extraordinariamente difícil, donde la incertidumbre, la inestabilidad, los cambios acelerados y los conflictos armados marcan el debate mundial. Problemas de seguridad, económicos y un grado de malestar y polarización dominan la agenda política y comunicacional en el país. Para más remate, el Chile que era descrito como un “oasis” por el Presidente Piñera está preso del crimen organizado, con homicidios y ajustes de cuentas de una crueldad y violencia que nunca antes habíamos conocido.
En este escenario, la oposición política al gobierno ha decidido implementar estrategias para ganar terreno y poner en duda -una vez más- una agenda de cambios. Y a pesar de que en medio del clima efervescente que fue el proceso constituyente dieron por muerta la Constitución del 80, ahora ya no hay apuro por cambiar y andan silbando -mano en los bolsillos- como si otros hubieran tomado esos compromisos. En la mirada de corto plazo de esa forma de hacer política, los partidos de la oposición se enojan, retan al gobierno, arman mesas paralelas, abandonan el diálogo y usan metáforas clínicas (“el acuerdo está en la UTI”). Todo esto resulta no muy tranquilizador para la ciudadanía interesada en estos debates.
En paralelo, las fuerzas políticas que apoyan al gobierno también le ponen trampitas. Una parte de su coalición manda recados por la prensa; otros, desde el Parlamento, dicen que el gobierno es lento, que no tiene diseño y que nadie hace con ellos trabajo prelegislativo. La prensa nos informa de cómo el gobierno se encuentra en una encrucijada respecto al rumbo a seguir, producto del resultado del plebiscito del 4 de septiembre, y muestran encuestas con una permanente caída del gobierno y de la figura presidencial.
Las estrategias para no avanzar lamentablemente están entre la oposición y también al interior de las alianzas que le dan sustento al gobierno. Y ese es el peor escenario. Tanto el Presidente Boric como la Presidenta Bachelet son líderes que se definieron como reformistas. Y sus coaliciones políticas no siempre les han acompañado. Bien lo señala la vocera Camila Vallejo al decir que necesitan a las coaliciones “trabajando unidas”, que eso es lo estratégico “para este gobierno y para el país”. Sin unidad, el gobierno no solo no podrá avanzar, sino que será doblegado por una oposición variopinta, ruda y con objetivos múltiples, inconfesados y poco ciudadanos buena parte de ellos.
Por Paula Walker, profesora de la Escuela de Periodismo Usach
Comenta
Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.