Columna de Paula Walker: ¿Quién tiene mejores valores?
El ministro Jackson dio una larga entrevista a Wingz, una persona que es un streamer. Lo hizo en la plataforma Twitch (creada en 2011) que se usa para retransmitir videojuegos en directo. En 2020 la joven congresista americana, Alexandria Ocasio-Cortez, demócrata y representante del Bronx, jugó en la misma plataforma una “partida” en directo del juego Among Us. Reunió a 440 mil personas. Todo muy moderno, con un público muy preciso: hombres y mujeres jóvenes.
Volvamos al ministro Secretario General de la Presidencia. Buena iniciativa comunicarse en distintas plataformas y conversar de manera franca y sin eufemismos con un público “apolítico” como los definió. Hablar sobre la desinformación que circula en torno al texto de una nueva Constitución. Interactuar en vivo con personas que opinen sin censura. Ahí Jackson dijo cosas en las que cree: que el gobierno del Presidente Boric tiene profundas diferencias en su escala de valores con el gobierno de Sebastián Piñera y con la Concertación. Dijo que abordan con más franqueza las cosas, que hablan de manera más directa, y que ellos tienen “infinitamente menos conflictos de interés que otros que se trenzaban entre la política y el dinero”. Remató que si había algo así en el gobierno esas personas “se van a ir cagando”.
Son varios los problemas que generan sus declaraciones, pero la más compleja es la idea de la superioridad moral de su generación con respecto a las anteriores. Él dice que tienen mejores valores que, por ejemplo, las y los parlamentarios con los cuales tiene que trabajar a diario para construir acuerdos para el gobierno. Derrocha mejores valores que los que tienen las y los presidentes de partidos políticos que pertenecen a otras generaciones y con quienes debe acordar, por mandato del Presidente, un documento sobre los cambios que harán al nuevo texto constitucional si gana el Apruebo. Es probable que sus declaraciones activen investigaciones, controles y denuncias de todas las situaciones de corrupción que puedan estar sucediendo en el gobierno. Porque más allá de la lectura romántica que él hace sobre sus mejores valores, las posibilidades de que existan problemas de probidad, corrupción y conflictos de interés están presenten igual.
Siempre es mejor que los actos hablen en vez de las palabras. Que antes de decir “somos los mejores” otros lo digan por ti. El poder transforma a las personas, no a todas pero sí a muchas. Se piensan intocables, se rodean de equipos que los contemplan y no advierten las tentaciones de la soberbia o sus errores. Es probable que las nuevas generaciones políticas desprecien a las anteriores y encuentren ahí un valor para diferenciarse. Pero hay que ser sutiles, construir de a poco porque además este gobierno tiene ministros, asesores, seremis, que vienen de la Concertación, y han recurrido a ellos pues necesitan su aporte técnico y político.
El país se está jugando cosas muy relevantes y no es el momento de erigirse como los únicos que tienen valores. Es momento de escuchar, dialogar y colaborar. Eso podría ser la marca del gobierno y de las nuevas generaciones en política. Pero está en construcción.
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