Columna de Paula Walker: Saber elegir equipos
Trabajar para un gobierno debería ser una alta responsabilidad motivada principalmente por el deber. Un deber que se traduce en hacer bien el trabajo, fortalecer las instituciones, modernizar procedimientos apegados a la ley, actuar con transparencia, promover el diálogo permanente y generar cambios con el objetivo de atender las necesidades de la ciudadanía.
Trabajar en un gobierno no puede ser utilizado para aplastar a la oposición. Tampoco para ganarle al adversario político de la misma coalición. No se trabaja en el gobierno para tener la razón siempre o salir en el diario o exhibir poder en redes sociales. Si ocurre lo anterior, hay frivolidad y falta de visión en medio de una crisis de confianza en la política, no solo en Chile sino en el mundo.
Es tiempo de mostrar gestión, criterio, profundidad, disciplina, austeridad y decisiones sabiamente fundamentadas y meditadas. Independiente del color político, las personas queremos ver que se tomen decisiones sensatas entre quienes nos gobiernan. Decisiones de fácil comprensión y fundadas en criterios claros y transparentes.
Por todo lo anterior, es tan importante saber elegir los equipos que acompañan a las autoridades. Porque son equipos que representan el carácter de los gobiernos. Los buenos equipos deberían ser diversos, profesionales, con experiencia, criteriosos. No es recomendable que los equipos estén conformados solo de los amigos o amigas del partido, del lote o de personas que le declaran a su jefe lo buenos que son. Equipos que no discuten o disienten con sus autoridades, no son muy útiles. Los equipos deben ser mejor que las partes que lo componen, y trabajar colaborativamente es una condición mínima. Ojalá que el equipo sepa más que su jefatura. Y ojalá que el jefe o jefa se deje asesorar.
¿Es una tarea fácil? No lo es. Es de las tareas más difíciles que hay porque los equipos se pueden ver bien antes y luego funcionar mal cuando les toca trabajar juntos. ¿Y por qué? Por múltiples razones, pero una de ellas es el liderazgo de quien los dirige, las orientaciones que reciben, la claridad de sus tareas, la alineación de los intereses, el propósito común o el clima de trabajo.
Para Patrick Lencioni, psicológo y prolífero autor de teorías sobre formación de equipos, existen “5 disfunciones en un equipo”: ausencia de confianza, el miedo al conflicto, la falta de compromiso, conductas que evitan la responsabilidad en las decisiones y la falta de seguimiento y consideración a los resultados. Bien valdría la pena averiguar cómo están las confianzas al interior de los equipos de gobierno, entender con quién es el compromiso, cómo se rinden cuentas y no temer al conflicto. Otra cosa es que sean los mismos equipos los que generan los conflictos o -peor aún- no los anticipan y tampoco los gestionan.
Por Paula Walker, profesora Magíster Políticas Públicas, Universidad de Chile
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