Chile se encuentra en una encrucijada histórica. El país se embarcó en un segundo proceso de redacción de un texto constitucional después del rechazo al primero, por motivos varios. En esta segunda oportunidad se debía aprender de las lecciones de la primera. Sobre todo reflejar las diversas voces, dar espacio a la deliberación y reflejar un Chile diverso. Sin embargo, somos testigos de un texto que refleja una mirada única y excluyente, de un sector de la derecha que usando su mayoría circunstancial redacta un texto que más parece un programa presidencial.
Este segundo proceso, que convive con el desinterés de la gran mayoría del país, vuelve a ser propiedad de una élite económica y cultural que hará todo lo posible para que las cosas permanezcan como están. Debemos recordar que a este sector político no le interesa una nueva Constitución. Según la encuesta Cadem (septiembre 2023) el 61% de quienes se identifican de derecha prefieren la Constitución actual.
La alcaldesa de Providencia ha sido clara en su rechazo a esta forma elegida por el Partido Republicano para abordar la discusión: “se parece más a un programa de gobierno que a una Constitución”. Agregó que la izquierda en el proceso actual “se siente excluida” y puso una guinda en la torta cuando dijo en Tolerancia Cero: “esto va derechito al fracaso”. Para José Antonio Kast, candidato presidencial del partido de extrema derecha, las declaraciones de Matthei no han sido “serias y responsables”. Y vino lo que sabemos: un fanático de derecha que ha trabajado con Kast amenaza con fusilar a la alcaldesa y a Piñera.
¿Y qué nos dicen las encuestas? La Cadem de septiembre de 2023 mostró como el rechazo al texto constitucional alcanza el 53%. La encuesta CEP de julio declaró que a la mitad de las personas no le interesa el actual proceso constitucional. Data Influye de septiembre 2023 sitúa en 50% los que están en contra del texto. La encuesta Research (agosto) baja aún más las expectativas: solo un 20% cree que Chile tendrá una nueva Constitución y solo un 7% estaría “a favor” de la propuesta redactada por una parte del Consejo Constitucional.
En el calendario que queda por delante, las posibilidades de enmendar el rumbo son acotadas. Voces de diferentes colores políticos piden regresar al texto de las y los expertos como un salvavidas para dar un paso adelante y no volver a rechazar un texto ahora por ser de extrema derecha. “A ver, a todos nos gustaría aprobar. La verdad es que las encuestas no son muy auspiciosas y sí tenemos un consenso bastante alto en el texto de los expertos, yo creo que lo ideal para el país sería tener un texto final que fue lo más parecido posible a ese texto” declaró Matthei.
Manos a la obra para la política entonces, ese acuerdo es la única salida posible para dar estabilidad y no aferrarnos a conservar una Constitución redactada en dictadura que saluda al pasado pero no entiende lo que viene.
Por Paula Walker, profesora Escuela de Periodismo Usach
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