Columna de Paulo Volante: Brechas Educativas: “cara a cara”
En el contexto de la crisis de aprendizaje provocada por la suspensión de clases en pandemia, surgieron reacciones para la recuperación de aprendizaje. Desde el Ministerio de Educación, por ejemplo, con una política nacional de reactivación educativa, y desde la sociedad civil, como implementación de iniciativas de apoyo a sectores de mayor vulnerabilidad y con necesidades inmediatas. Y también desde las universidades, con acciones que responden a la emergencia educacional. En el caso de la Universidad Católica de Chile, se implementa una experiencia formativa con foco en pensar globalmente el fenómeno de la desigualdad educacional, y actuar localmente realizando “tutorías online” a escolares del país.
Desde marzo de 2023 a la fecha unos 400 universitarios han realizado más de 5.500 sesiones de tutorías, principalmente en matemáticas y para escolares de 2° ciclo básico. Este énfasis obedece a que las mayores brechas de aprendizaje se expresan en esta área del currículum, y se agudizan por diferencias socioeconómicas, género y tipo de establecimientos. Además, en esta área existe menos capital social para apoyar, a niños, niñas y adolescentes que experimentan sistemáticamente menos soporte y oportunidades para la recuperación de aprendizajes claves, tales como adición, multiplicación y división. Contenidos curriculares que son la base de la alfabetización y el avance progresivo tanto en matemáticas como en otras áreas de enseñanza.
En consecuencia, la experiencia de tutorías escolares presenta dos oportunidades para su correcta implementación. En primer lugar, el fenómeno del encuentro, el contacto “cara a cara” con ese escolar que requiere un apoyo incondicional, individual y fraterno; y en segundo lugar un foco en aprendizajes claves que requieren constancia, ejercitación y no necesariamente una alta especialización.
Los tutores y tutoras han sido universitarios de diversas carreras, tanto de ciencia y tecnología, como de artes y humanidades, quienes optan por esta experiencia a través de cursos orientados por la metodología de Aprendizaje y Servicio. A partir de los reportes de los participantes, los principales beneficios de la experiencia son la percepción de una formación integral, práctica y una conexión profunda con escolares y sus familias,quienes sufren en la persona el drama de la desigualdad educativa en Chile. Esto no solo afecta a quienes parecen “quedarse atrás”, sino también a quienes quieren progresar y “enfrentan barreras” para sus expectativas. Es interesante destacar que muchos escolares que participan de las tutorías buscan no solo recuperar aprendizajes, sino también avanzar y profundizar en la calidad de los mismos.
Más allá de los análisis socioeconómicos, diagnósticos internacionales y locales, los participantes valoran en extremo la oportunidad de encontrarse cara a cara con un niño, niña o adolescente, que de no acceder a un apoyo individualizado y con apertura a sus necesidades es muy probable que este año 2024 resulte en un año más de frustración o fracaso escolar. En la gran mayoría de los testimonios que recogemos, los escolares aumentan su motivación, mejoran sus calificaciones, confían en su capacidad de aprender y agradecen haberse encontrado “cara a cara” con un universitario(a) que les conecta con un mundo distinto y una visión de futuro más allá de su entorno escolar y social.
En este sentido la masificación y sostenibilidad de las tutorías escolares es una oportunidad real no sólo para contribuir a la recuperación de aprendizajes y aminorar brechas educativas, sino también para la recuperación de la confianza, la cohesión y el optimismo en nuestra sociedad. De hecho, la posibilidad que universitarios en los distintos ámbitos y momentos de su formación accedan a realizar tutorías, es una forma de distribuir capacidades que históricamente han estado concentradas en ciertos segmentos e intensificar el vínculo entre las universidades y la sociedad.
Experiencias como esta son una oportunidad para las universidades con sello de “compromiso público”, ya que estudiantes, académicos e instituciones de la sociedad civil convergen en actividades de servicio y se amplían los espacios formativos más allá de las aulas universitarias. Por tanto, es deseable que se promuevan iniciativas entre universidades para implementar programas de tutorías en alianzas, y mejor aún se generen incentivos gubernamentales para sustentar la colaboración en los esfuerzos nacionales para la recuperación de aprendizajes y avanzar en Cerrar Brechas Educativas en el país.
Por Paulo Volante Beach, director Departamento Teoría y Política de la Educación, Facultad de Educación UC
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