Columna de Pedro Pellegrini: “Block para Dummies (Parte II)”
"Una utilización regulada de Criptomonedas desempeñará un papel clave en el futuro, no sólo de la tecnología, sino del del día a día de nuestros negocios."
En mi anterior columna hice un resumen de algunos conceptos tecnológicos de la nueva Internet o Web 3.0 que todo empresario o director de empresas debiera conocer, porque se está creando un ecosistema digital totalmente diferente, que genera nuevas oportunidades en diversos sectores de negocios.
Para mantener su atención en un tema de apariencia árido y así dimensionar las oportunidades que tiene, les dejo un solo ejemplo para pensar: La revista Forbes señaló la semana pasada que si usted hubiera invertido en el año 2012 un simple dólar estadounidense en una moneda digital, hoy tendría en su billetera digital un valor superior a los 3 mil cien dólares; esto es, un crecimiento porcentual de 309.900% en 10 años, sin moverse de su escritorio. ¿Sorprendente, no?
Entremos entonces en el tema. La vez pasada hablé del Blockchain o cadena de bloques que, como protocolo de registro digital, hace que sea prácticamente imposible manipular la información contenida en sus distintos módulos, porque los datos que la componen no se encuentran en un solo lugar, sino que en distintos nodos repartidos por el mundo. Ahora, con el mismo ánimo de Dummy, intentaré explicar las Criptomonedas, que es uno de los usos más disruptivos de la tecnología de Blockchain.
Las Criptomonedas son fondos digitales que utilizan la criptografía de la cadena de bloques para garantizar que su propiedad y transferencias sean rápidas, seguras y descentralizadas. La más conocida es el Bitcoin (la del ejemplo anterior), que fue creada el 2009, pero hoy increíblemente existen más de 10 mil criptomonedas que se utilizan todos los días para operaciones mercantiles en la Internet (como Ripple, Ethereum, Litecoin). Incluso ya hay Bancos Centrales que están emitiendo -o piensan emitir- monedas digitales, llamadas CBDC (por las siglas “Central Bank Digital Currency”). Nuestro propio ente emisor inició el año pasado un proceso de consultas para ver su potencial aplicación; y, monedas como el Euro digital o países como Canadá, Australia, Brasil, China e India ya están muy avanzados para hacerlo en poco tiempo más.
Los beneficios de estos activos son variados, entre ellos, realizar operaciones de intercambio: (1) más rápidas y con tarifas más bajas que las actuales transferencias bancarias; (2) descentralizadas y de mayor inclusión financiera ya que en general no dependen de intermediarios, porque solo se necesita un dispositivo conectado a internet para crear una billetera digital; (3) más seguras debido a la criptografía del Blockchain; y, (4) con mayor privacidad, porque si bien son transparentes y públicas, los usuarios pueden mantener cierto grado de reserva al no revelar su identidad real. También, muchos ven en este medio de pago una forma de inversión similar al oro, por el constante crecimiento en su valorización.
La contracara de las Criptomonedas son las dudas de cómo enfrentarán sus desafíos y críticas, tales como: la gran volatilidad en su valor; el uso para actividades ilegales; el impacto ambiental por el alto consumo de energía eléctrica que implica su procesamiento; la escasa aceptación que – hoy por hoy– tiene como modo de pago entre empresas; la responsabilidad por la pérdida de fondos (si se pierden las claves o se es víctima de hackeo); y, la falta de regulación en muchos países, las que probablemente implicarán difíciles exigencias legales, entre ellas, las denominadas KYC y AML (Know-Your-Customer y Anti-Money-Laundering).
A pesar de todo, sin darnos mucha cuenta, su aceptación continúa creciendo sin parar y así más que seguro que una utilización regulada de Criptomonedas desempeñará un papel clave en el futuro, no sólo de la tecnología, sino del del día a día de nuestros negocios.
*El autor es abogado y director de empresas, socio Guerrero Olivos.