Columna de Pedro Pizarro: Ley corta y Ley larga de pensiones
"Todos coincidimos en lo urgente que es incorporar cambios que permitan mejorar nuestro sistema previsional y que los adultos mayores no pueden seguir esperando, por lo que no resultaría entendible demorar la aprobación de aquellos puntos en que no hay discusión y que permiten una mejora para la realidad de los actuales y futuros pensionados. "
Esta semana el gobierno ingresó su proyecto de reforma previsional, dando inicio al proceso legislativo.
Ya en las primeras apreciaciones de los legisladores se han observado que algunos de los aspectos que contiene la propuesta requerirán de un mayor tiempo de análisis y discusión para poder acercar posiciones. Por otro lado, también se ha podido apreciar que hay puntos en los que la discusión será más bien breve antes de su aprobación.
Durante el gobierno anterior del Presidente Sebastián Piñera, hubo al menos dos grandes hitos en materia de legislación previsional. El primero en el mes de diciembre del año 2019 con el mayor incremento en la historia del pilar solidario y el segundo en enero de 2022, con la creación de la pensión garantizada universal. Ambas iniciativas tuvieron apoyo transversal en su aprobación y se tramitaron por separado de la reforma previsional en muy breve plazo.
Todos coincidimos en lo urgente que es incorporar cambios que permitan mejorar nuestro sistema previsional y que los adultos mayores no pueden seguir esperando, por lo que no resultaría entendible demorar la aprobación de aquellos puntos en que no hay discusión y que permiten una mejora para la realidad de los actuales y futuros pensionados. Aspectos como los perfeccionamientos a la pensión garantizada universal, el seguro de lagunas previsionales, los autopréstamos y algún otro, por separado, no debieran tener mayores dilaciones y constituirían cada uno de ellos un avance y logro. También permitiría centrar la discusión en aquellos puntos en que no hay consenso y que posiblemente requerirán de algún tiempo para encontrar un punto de acuerdo.
Todos queremos que haya una reforma previsional integral, pero a cada aspecto de ella se le debe dar los tiempos y tratamientos que requieran, teniendo siempre en mente que el objetivo es no dilatar aquellos avances que puedan materializarse desde ya. La iniciativa en este aspecto es del poder ejecutivo, por lo que dependerá de ello avanzar en los puntos que no tienen discusión, o bien postergarlos a la espera de un consenso integral en una reforma de por sí compleja y no tan simple de entender.
* El autor es abogado Guerrero & Cía