Columna de Rafael Rosell: La educación dejó de importarles
Las brechas en el acceso a la educación superior mantienen niveles preocupantes a escala mundial, sin embargo, buscar una solución –por diversos motivos– parece no estar dentro de las principales preocupaciones de los gobiernos, posiblemente desplazadas por los conflictos internacionales, la situación de la economía a nivel global y la inestabilidad política que sufren varias naciones.
Prueba de ello es lo que ocurrió en la pasada cumbre CELAC-UE, donde los representantes del Foro Académico Permanente de América Latina, Caribe y Unión Europea, buscamos entregar a los jefes de Estado y de Gobierno de ambas regiones, las principales resoluciones de la V Cumbre Académica realizada en la Universidad de Alcalá, sin embargo, los mandatarios no tuvieron el más mínimo interés en el documento que gestionó la sociedad civil académica, así como no aparece ninguna mención a la educación en la resolución de Bruselas del 18 de julio de éste año.
No obstante, la crisis de la educación a nivel mundial es un hecho de la causa. Solo por nombrar un ejemplo, es una verdadera bomba de tiempo la escasez de profesores capacitados, donde la UNESCO advierte que faltarán 44 millones de profesores en el mundo para poder brindar educación básica y media a todas las personas de aquí al 2030.
En Chile, proyecciones de Elige Educar indican que para 2025 habrá un déficit de 26 mil docentes calificados, lo cual evidentemente impactará negativamente en las brechas ya existentes, las que se ven acrecentadas por las persistentes desigualdades socioeconómicas de nuestro país, ya que estudiantes de sectores desfavorecidos enfrentan obstáculos que van más allá del acceso limitado a una educación de calidad, como la falta de recursos económicos, escaso apoyo familiar, además de tener que convivir con desafiantes entornos sociales, que dificultan la concentración y el compromiso académico.
Visto desde otro punto de vista, es preocupante la crisis que enfrenta la profesión docente de manera transversal. En diversos lugares del mundo hay escasez de candidatos y alto abandono temprano en la actividad, cuya tasa a nivel global de deserción se ha duplicado entre los docentes de enseñanza básica, pasando de 4,6% en 2015 a un 9% en 2022, donde las asignaturas con mayores dificultades son matemáticas y ciencias, las que son la base del desarrollo y la innovación.
En este sentido, las proyecciones del Ministerio de Educación, sobre que la reactivación educativa en Chile podría durar hasta 10 años, es un anuncio angustiante y desesperanzador. ¿Tenemos acaso tanto tiempo para resolver este problema? ¿O en realidad no está siendo una verdadera prioridad para el país, en la línea con una tendencia mundial?
Los efectos –que hoy no están siendo vistos con claridad– dentro de poco pueden ser devastadores si no se pone atajo ya, porque perder el desarrollo cognitivo e intelectual de generaciones completas de niños y jóvenes, definitivamente va a generar una crisis aún peor a la que ya estamos viviendo.
En definitiva, todo lo tratado como prioridad de los jefes de Estado y de Gobierno de ambas regiones reunidos en Bruselas, pueden ser solucionados con educación, innovación, ciencia y tecnología, pero nada de ello está tratado y lamentablemente fue desplazado el futuro de la humanidad, por la contingencia.
Por Rafael Rosell, rector Universidad del Alba
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