Columna de Rebeca Molina: Sin asistencia no hay aprendizajes

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Comenzamos un nuevo año escolar; año que esperamos sea “normal” tras cuatro complejos períodos.

En 2019 se suspendieron las clases casi 16 semanas, producto del paro docente y el estallido social. Luego, entre marzo de 2020 y noviembre de 2021 tuvimos 14 semanas de cierre total y 63 de cierre parcial de establecimientos producto del Coronavirus, siendo Chile uno de los países que más tiempo tuvo cerradas sus escuelas.

Las pérdidas siguieron el año pasado: al menos un 60% de los y las estudiantes presentó ausentismo crónico, es decir, faltó al menos un mes a clases a lo largo del año.

Sumando y sumando llegamos a 97 semanas de clases perdidas, lo que equivale a dos años escolares y medio en los últimos cuatro años.

Si bien el daño académico, social, emocional y psicológico aún no termina de calibrarse, sabemos que más del 90% de los niños y niñas de primero básico no conocen las letras del alfabeto. El aumento de un 21,7% de denuncias por convivencia escolar es otra señal del profundo daño en las habilidades socioemocionales de los y las estudiantes del país.

Los establecimientos se han estado preparando para la recuperación del tiempo perdido en los aprendizajes de los niños, niñas y jóvenes: inversiones en infraestructura, capacitaciones a equipos escolares; replanteamiento de planes. Sin embargo, nada de esto tendrá frutos si los escolares no están en clases todos los días.

Para reducir el ausentismo crónico de manera significativa, se requiere movilizar a docentes, asistentes, administrativos, estudiantes y apoderados. Esto implica que debe ser una prioridad para la gestión escolar y no una meta administrativa. El equipo directivo requerirá aplicar sus habilidades de liderazgo para comprometer, priorizar, reconstruir confianzas y enfrentar resistencias.

Pero los colegios ya están suficientemente exigidos, por lo que el llamado es a entregarles apoyos reales. Más manos, más acompañamiento, más capacitaciones, menos trabas administrativas. Hoy es un buen momento para discutir cómo facilitar a las escuelas la posibilidad de recurrir a las organizaciones de la sociedad civil que realmente logran resultados.

Los niños, niñas y jóvenes necesitan volver a clases ya. Tenemos que actuar ahora. Más adelante podremos sentarnos a analizar con calma los cambios al modelo educativo.

Por Rebeca Molina, directora ejecutiva Fundación Educacional Presente

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