Columna de Ricardo Abuauad: Un barrio de salud para Providencia

Autoridades hace un recorrido por la construcci—n del nuevo hospital El Salvador y el Instituto Nacional de Geriatr’a


¿Ha tenido que pasar largo tiempo en establecimientos de salud, como paciente o acompañante? Y, si no le ha tocado, es casi seguro que así será: vivimos más, y nuevas patologías -cómo no saberlo- requerirán atención. Si ya ha estado en esa situación, sabe que esas experiencias son agotadoras, y que no todo se trata de lo que ocurre en la consulta o el pabellón; un entorno amigable puede hacer una gran diferencia. Los que hemos tenido la necesidad (y el privilegio) de acceder a grandes centros de escala mundial sabemos que un barrio de salud (health district) se piensa para resolver el conjunto de necesidades de los pacientes y sus familias, mucho más allá del tratamiento mismo. Vemos los efectos nocivos que la ciudad tiene para nuestra salud, pero una buena ciudad puede ser también fuente de bienestar.

Providencia se encuentra en un momento único para llevar esto adelante: en unas pocas cuadras se están planificando importantes obras que la convertirán en referente. El Hospital Salvador y el Instituto Nacional de Geriatría casi triplicarán su superficie para el 2024; el Instituto de Neurocirugía duplicará sus camas, multiplicará su superficie por seis, y se adjudicaría en los próximos meses; las obras para el Instituto Nacional del Tórax y el Hospital Luis Calvo Mackenna se encuentran en estudios de preinversión, con importantes crecimientos; y a eso hay que sumar, en un cuadrante compacto y especializado, la FALP, clínicas, facultades académicas del área de la salud, consultas médicas, farmacias.

Pero eso plantea también desafíos, ya no al interior de los edificios, sino en el barrio: gestionar accesos en distintos modos de transporte; planificar espacios que acojan los tiempos de descanso y ocio entre tratamientos; resolver las necesidades de alojamiento a acompañantes; facilitar la experiencia de llegada y acogida; permitir la sana convivencia con habitantes tradicionales y los otros usos; ofrecer áreas verdes que inviten a la calma; potenciar el patrimonio histórico; resolver estacionamientos; crear una plataforma (¿una corporación?) capaz de llevar este proyecto adelante y coordinar esfuerzos públicos y privados. En suma, la creación de un barrio de salud. Esta es la conclusión de la mesa de expertos (pesada carga tiene esa palabra), de la que formo parte, que la Municipalidad ha convocado por una modificación del plan regulador, y que, con el apoyo de la alcaldesa y en conjunto con el equipo municipal, Asesoría Urbana y el Minsal, han entendido el potencial de lo que está a punto de ocurrir: un proyecto urbano mayor que bien podría posicionar este cuadrante en el mapa de los grandes focos de salud internacionales.

Abundan ejemplos de planes que transforman una serie de instituciones separadas en un distrito coordinado y pensado globalmente. Con frecuencia hablamos de las crisis de nuestras ciudades, pero aquí podríamos ver materializarse en los próximos años un importante Barrio de Salud para beneficio de los habitantes de la capital y el país entero.

Por Ricardo Abuauad, decano del Campus Creativo UNAB y profesor UC