Columna de Ricardo Abuauad: Violencia: ¿sabemos lo suficiente?
No es que falten buenas noticias en nuestras ciudades: el inicio de obras en Plaza Italia, el tren a Curicó. Pero la crisis de seguridad es de tal magnitud que exige dedicarle este espacio: casi un homicidio al día en la Región Metropolitana. ¿Qué hacer?
Primero, entender y aprender. En el reciente “Crime Workshop” organizado por la FEN UNAB, el experto Christopher Blattman de la U. de Chicago afirmó que todo radica en el diagnóstico. ¿Son las bandas criminales en Chile atomizadas y de baja violencia, como Bogotá o Nueva York? ¿O atomizadas y de alta violencia como Monrovia? ¿O fragmentadas, como en Chicago? ¿U organizadas, como Medellín y Río de Janeiro? ¿Existe adhesión y lealtad hacia esas bandas en los barrios, o miedo y desconfianza? Porque las estrategias que sirven para un caso no funcionan en otros: las terapias cognitivo-conductuales andan bien en escenarios fragmentados, pero mal en los atomizados u organizados. Y en cambio en estos últimos se han tenido mejores resultados combinando estas terapias con incentivos económicos, como en los Readi de Chicago. Sin el diagnóstico preciso, todo son soluciones facilistas y obvias. ¿Cuánto sabemos hoy de la realidad de Chile? Objetiva y detalladamente, ¿cuánto se sabe?
Segundo, Blattman muestra lo clave que es considerar las razones de los grupos criminales para actuar así. ¿Buscan sus líderes incentivos personales? ¿Vendettas? ¿Actúan por sesgos emocionales? Los planes exitosos varían significantemente dependiendo de cuál de estas razones impera. En cualquier caso, su trabajo y el de la U. de Chicago identifican cinco pilares claves de todo plan efectivo: investigar las formas de organización del crimen organizado de la ciudad en particular; cruzar las fuentes de datos (deserción escolar, arrestos, censos, seguridad social) en mapas; recoger nueva información invisible pero clave (préstamos a usura, cobros por seguridad); enfocar la intervención en la “próxima generación” (niños de 13 años); trabajar en conjunto con las ONG que cuenten con mejor llegada a esos grupos vulnerables.
Tercero, la criminalidad prospera en ambientes sin respeto a las reglas de la vida en común. Es sintomático que nuestras urbes y territorios hayan perdido el apego a esos principios: comercio ambulante, rayados, quemas, espacios públicos y patrimonio vandalizados, cocinerías al aire libre sin control, muchas de esas cosas en total impunidad, y a veces hasta alentadas por quienes deberían regularlas. Es en esos escenarios, sin respeto a lo común, donde el crimen organizado encuentra tierra fértil. Las buenas ciudades son también garantías en términos de seguridad.
Acaba de publicarse el ranking de las 50 mejores ciudades en 2024 de Time Out. La mayoría corresponde a las grandes urbes del mundo, pero hay sorpresas: Ciudad de México en el lugar 6, Sao Paulo el 16, Lima el 25, Buenos Aires el 32. Ninguna ciudad chilena aparece: el terreno que habíamos ganado en esto amenaza con desaparecer. ¿Qué más se necesita para entender y luego actuar?
Por Ricardo Abuauad, decano Campus Creativo UNAB y profesor UC