Columna de Ricardo González: La polarización afectiva en los plebiscitos
La polarización afectiva, un fenómeno que ha cobrado creciente relevancia en el debate público global, refiere a la tendencia de las personas a ver positivamente a las personas con ideas afines y generando prejuicios y emociones negativas hacia los grupos con ideas opuestas. Tradicionalmente vinculada a divisiones sociales profundas en países como Estados Unidos, este fenómeno ha trascendido fronteras, influenciando eventos políticos significativos como el Brexit en el Reino Unido. Un estudio de académicos de LSE y Oxford reveló que el Brexit trascendió la mera votación para convertirse en un crisol de identidades políticas, donde las preferencias por “Leave” y “Remain” adquirieron una dimensión emocional intensa, comparable a las divisiones partidistas tradicionales. En esencia, el Brexit se convirtió en un campo de batalla no solo de opiniones divergentes, sino de identidades en conflicto, traspasando las líneas partidistas habituales y redefiniendo las alineaciones políticas. Estos hallazgos sugieren que la polarización afectiva puede surgir rápidamente en respuesta a eventos políticos, incluso en ausencia de divisiones ideológicas de larga data.
Esta dinámica nos lleva a preguntarnos: ¿Está ocurriendo un fenómeno similar en Chile, especialmente en el contexto de sus recientes plebiscitos constitucionales?
En el plebiscito constitucional de 2022, el equipo de LEAS-UAI observó que la polarización afectiva aumentó durante la campaña, pero se mantuvo constante después del referéndum, alcanzando niveles comparables a las elecciones presidenciales de 2021. Esto marca un contraste significativo con la polarización afectiva más intensa observada en el Reino Unido en 2019 y Estados Unidos en 2020. En Chile, contrario a lo esperado, la polarización afectiva en la población general ha caído en los últimos seis años.
Sin embargo, el análisis del equipo de LEAS-UAI sobre el plebiscito de 2022 reveló un aspecto clave: el incremento de la polarización afectiva conforme los ciudadanos se informaban sobre el tema. Este fenómeno resalta la importancia del nivel de información y el involucramiento en los asuntos públicos en la formación de actitudes políticas.
De cara al referéndum constitucional de 2023, las encuestas muestran un menor interés en la política y en la franja electoral televisiva en comparación con el proceso anterior. Esto sugiere que la polarización afectiva actual podría no estar aumentando significativamente debido a la campaña en curso, a pesar de la utilización de frases polémicas, por parte de sus voceros, en los medios.
No obstante, lo que sí ha experimentado un aumento en Chile es la polarización percibida, según las mediciones que hemos realizado en LEAS-UAI. La sensación de que el espectro político-ideológico está más polarizado ahora es más alta que en 2017, superando incluso los niveles observados en Estados Unidos y el Reino Unido.
Esto plantea una cuestión crucial: ¿Persistirá la polarización percibida entre las élites políticas después de los plebiscitos constitucionales? La forma en que se ha desarrollado la campaña sugiere que así será. Este escenario reflejaría la continua desconexión entre la población general y las élites políticas en Chile.
En conclusión, mientras que la polarización afectiva en Chile parece no haber aumentado dramáticamente, la percepción de polarización sigue siendo un factor significativo en el panorama político. Es esencial reconocer esta diferencia entre la polarización real y percibida para entender mejor el impacto de los plebiscitos en la sociedad chilena. Queda por ver cómo estos factores influirán en el próximo referéndum constitucional y qué lecciones pueden aprenderse de experiencias anteriores para fomentar un debate más informado y menos polarizado.
Por Ricardo González, director Laboratorio de Encuestas y Análisis Social (LEAS), Escuela de Comunicaciones y Periodismo UAI
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