Columna de Robert Funk: El mensaje de los camioneros canadienses
Por Robert Funk, académico del Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile.
Peter Ustinov, el recordado actor británico, dijo alguna vez que Toronto era como Nueva York manejado por los suizos. Tal vez por eso ha sido tan extraño ver una protesta como la de la “caravana de la libertad” -bloqueando las calles de Toronto y otras ciudades canadienses.
Haciendo eco de argumentos escuchados en otras latitudes, la protesta de los camioneros presume oponerse a las restricciones impuestas por el gobierno canadiense como medida de protección contra el Covid. Un manifestante dijo que, al prohibir la entrada a las tiendas sin estar vacunado, se sentía como un judío en el Holocausto.
La comparación revela mucho de los orígenes de este movimiento. Las banderas y carteles con esvásticas reflejan la influencia de la extrema derecha en la protesta. GoFundMe, la plataforma de recaudación de fondos, cerró una cuenta que logró recaudar unos US$ 8 millones para los camioneros, porque la gran mayoría de ellos venían desde EE.UU. Esto ha resultado en quejas por parte de Republicanos que reivindican la libertad de expresión de los donantes, mientras en Canadá surgen preguntas respecto del rol de estas plataformas en el financiamiento desde el extranjero a movimientos extremistas. El papel que ha jugado Facebook también ha sido cuestionado; según NBC News, muchos de los posteos sobre la caravana en dicha red social tienen sus orígenes en granjas de contenidos virtuales en lugares como Rumania y Vietnam.
En otras palabras, el movimiento de camioneros no es ni un movimiento ni representa a la gran mayoría de los camioneros canadienses. El gremio de la provincia de Ontario, por ejemplo, declaró que “desaprueba enérgicamente cualquier protesta en las vías públicas, carreteras y puentes”.
Sin embargo, más allá de las críticas por afectar el orden público y contra los epítetos racistas que han lanzado, el poco disimulado proteccionismo que acompaña la protesta presenta una fuerte amenaza a la economía canadiense. Es tal vez por eso que en los últimos días Canadá ha actuado con más fuerza para terminar con las protestas, al tiempo que el primer ministro Trudeau declaró un estado de emergencia, entregando a las policías más autoridad para mantener el orden público, medidas que dos tercios de los canadienses apoyan.
Con todo, pareciera que se está logrando imponer el Estado de Derecho, lo que se está alcanzando con francotiradores ubicados en lugares estratégicos . Incluso, en las socialdemocracias del norte global se entiende que el Estado de Derecho se mantiene con la (amenaza de la) fuerza.
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