Columna de Rodrigo Montero: Tres desafíos para 2023

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Foto : Andres Perez


El presente año conlleva importantes retos para la economía. Primero, mejorar la ejecución presupuestaria. El rol que jugará la política fiscal en este deprimido año en términos de actividad económica será clave. La Ley de Presupuestos para 2023 ha destinado cuantiosos recursos para inversión pública (crecen 5,5% respecto de la Ley de Presupuestos 2022). Es clave, por tanto, asegurar una óptima y pronta ejecución de esos recursos; en este sentido cabe recordar que, a noviembre de 2022, según Dipres, la tasa de ejecución de los gobiernos regionales, en su conjunto, fue de 59,9% de su presupuesto vigente para inversiones (inferior a lo registrado en el mismo período del 2021, de 68,0%). Esto será relevante no solamente pensando en el sector construcción, que desde hace un tiempo ya pasa por un delicado momento, sino que también tendrá un efecto positivo para el resto de la economía, y también sobre las expectativas de los agentes económicos.

Segundo, contener las presiones fiscales. El consenso muestra que tendremos, eventualmente, varios trimestres de crecimiento negativo, por ello será fundamental la forma en que la política fiscal responderá a este futuro escenario –de hecho, se acaba de anunciar el primer paquete de ayuda fiscal que involucra recursos del orden de los 2.000 millones de dólares–. Así las cosas, resulta importante que la política fiscal se anticipe a las necesidades de aquellos grupos más vulnerables que serán los primeros en verse afectados cuando el mercado laboral experimente un mayor deterioro. Para eliminar cualquier atisbo de surgimiento de políticas populistas, es fundamental que la política fiscal continúe apoyando de manera focalizada y directa a aquellos segmentos de la población que experimentarán un deterioro objetivo de sus condiciones. Esto exige a su vez revisar la oferta de programas con que cuenta hoy día el aparato fiscal para acudir en ayuda de las familias. Urge una revisión profunda y un rediseño de programas que nos permita maximizar el impacto que estas políticas buscan lograr en los grupos objetivos. Si tenemos éxito en este segundo aspecto (presiones fiscales), estaremos en buen pie para enfrentar el tercer desafío que avizoro para este año.

Tercero, continuación del control de la inflación. Una política fiscal ordenada y responsable, como fue durante 2022, es una condición necesaria para poder seguir combatiendo con éxito las presiones inflacionarias. Requerimos que la política fiscal se ejecute dentro del marco presupuestario fiscal establecido por la Ley de Presupuesto 2023. En este contexto, el Banco Central, por su parte, deberá continuar con su política monetaria restrictiva, no llevando a cabo rebajas en la TPM (hoy en 11,25%) hasta tener la plena convicción de que las presiones inflacionarias han empezado a ceder. Relajar la política monetaria antes de tiempo tendría enormes costos para la economía y una pérdida de credibilidad del ente rector.

Por Rodrigo Montero, decano de la Facultad de Administración y Negocios de la Universidad Autónoma de Chile