Columna de Rolf Lüders: Con Dios y el Diablo
En su Cuenta Pública de la semana pasada, Gabriel Boric pretendió satisfacer simultáneamente las demandas del ciudadano medio, moderado, y aquellas de sus adherentes radicales. A pesar de su brillante retórica, el Presidente no logró su objetivo.
En materia económica -contrariamente al ideario de la izquierda frenteamplista- el Presidente reivindicó la importancia del crecimiento económico inclusivo. Sin este último no puede haber desarrollo, objetivo ampliamente compartido. Es más, destacó el hecho de que, de cumplirse los planes de su gobierno, el país habrá crecido económicamente más en estos cuatro años, que en los ocho años previos. Agregó otro hecho al afirmar que en esta materia el país puede hacer más. Lo que no destacó lo suficiente fue: primero, que ese crecimiento pasado fue extraordinariamente bajo y, segundo, que el país no va a crecer a una tasa significativamente superior a la media mundial -necesaria para converger rápidamente a los niveles de los países hoy desarrollados- a menos que cambie significativamente el actual clima de inversión.
Luego el Presidente hizo en su Cuenta una serie de anuncios que no contribuirán en nada a mejorar este ambiente. Acá destacaremos dos.
Fiel a un compromiso asumido días antes con la CUT, Gabriel Boric avisó que propondrá la negociación colectiva multinivel o por ramas, reemplazando parcialmente aquella actual a nivel de empresa. Lo más probable es que la reforma propuesta se traduzca en ingresos salariales mayores a los eficientes en el sector formal, pero menores en el informal. Se trata de una medida que genera una expansión relativa del sector informal, con efectos redistributivos indeseables, y que además desalienta la inversión. Recuerdo al lector que esta reforma se agrega a aquellas de las horas semanales de trabajo, del aumento del salario mínimo, y la del posible aumento de las imposiciones.
Otro anuncio que debe haber afectado al clima de inversión fue aquel -inesperado- sobre el aborto legal y la eutanasia. Ud. se preguntará que tiene que ver lo uno con lo otro. Lo que sucede es que este aviso, que se habría hecho porque es parte del programa de gobierno del Presidente Boric, señaló a los inversionistas que el Presidente y sus aliados no han cambiado en absoluto sus preferencias refundacionales. Y en materia económico-social ellas incluyen reemplazar nuestra economía social de mercado por una economía (más) centralizada, desincentivando de paso la inversión privada.
No se puede estar con Dios y simultáneamente con el Diablo. Por ello, para crecer a tasas que nos permitan lograr el desarrollo en un plazo razonable, debemos tener que esperar hasta que podamos tener una institucionalidad económico-social basada en principios compartidos y funcionales a ese fin. Todo lo demás es pura música.
Por Rolf Lüders, economista
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