Columna de Rolf Lüders: Oportunidad

perseverancia perseverar


El Fondo Monetario Internacional (FMI) dio a conocer sus estimaciones del nivel del PIB per cápita de los distintos países, como también de sus proyecciones hasta 2029. Chile, que hasta hace pocos años lideraba a la región en esta materia, aparece ahora superada por Panamá y Uruguay. Además, el país mantendría esa posición relativa durante los próximos cinco años. No obstante, Chile podrá volver a liderar la región en esta materia, siempre que se lo proponga y adopte las políticas económico-sociales correspondientes.

Según el FMI, Chile tiene ahora un PIB por persona de unos US$34.000, medido en unidades de paridad de poder de compra (PPC), comparado con US$41.000 de Panamá. Es más, este último país tiene un nivel de ingreso que corresponde aproximadamente al nivel que separa a los países desarrollados de aquellos en desarrollo. Es importante tener en consideración que aún estamos lejos de la frontera, dado que los países líderes en esta materia tienen PIB por persona que incluso superan los US$ 100.000 y que, en materia de libertad económica y de acuerdo al Fraser Institute de Canadá, Chile está en el lugar número 30 del mundo.

Este último indicador es importante, porque existe una relativamente estrecha relación entre el crecimiento económica, los incrementos de las tasas de inversión y de productividad, y las instituciones garantes de la libertad económica. En su apogeo, la economía chilena fue la número siete del mundo, caracterizada por su libertad de mercado, totalmente abierta al comercio internacional, en que el Estado juega un rol subsidiario, y en que el respeto por la propiedad privada tuvo un papel central.

Pues bien, hace unos quince años el así llamado modelo chileno -neoliberal, si Ud. así prefiere calificarlo- empezó a ser criticado por su inequidad, a pesar de que en esos años los indicadores correspondientes, en particular el Gini, ya sugerían un importante cambio de tendencia. Para corregir dicha distribución, la injerencia del Estado en la economía ha ido aumentando y junto con ello la incertidumbre para los inversionistas. Como hemos aseverado en columnas previas, los inversionistas huyen frente a la incertidumbre. Y sin inversión no hay crecimiento.

La guinda de la torta la puso el actual gobierno, al anunciar (1) que terminaría con la aplicación del modelo neoliberal en Chile, (2) al endosar una reforma constitucional -rechazada plebiscitariamente- que hizo carne tal propuesta, y (3) al ser incapaz de controlar la inseguridad en el país. Afortunadamente, las elecciones de fin de semana y aquellas de 2025, nos dan la oportunidad de votar por autoridades que terminen con la incertidumbre existente, al mismo tiempo que en materia de política económica recojan la experiencia internacional y las lecciones de la historia.

Por Rolf Lüders, economista