Columna de Rolf Lüders: ¿Populismo en los Estados Unidos?

Former U.S. President Donald Trump and U.S. Vice President Kamala Harris combo photograph
¿Populismo en los Estados Unidos?. REUTERS/Jonathan Drake, Kevin Lamarque


En noviembre se harán las elecciones presidenciales en los EE.UU. Se enfrentarán los candidatos Kamala Harris, demócrata, y Donald Trump, republicano. Los candidatos han hecho pública la esencia de sus programas económicos, ambos con un innegable sesgo populista o demagógico. Es decir, se prometen resultados probablemente a sabiendas que no se pueden cumplir.

EE.UU. ha tenido uno de los sistemas económicos más exitosos del mundo: de libre mercado, relativamente abierto al comercio y financiamiento internacional, en épocas fiscalmente responsables, y con un banco central independiente. Actualmente tiene un PIB per cápita de US$ 85.379 (Chile US$ 31.005), tuvo en 2023 una tasa de crecimiento del PIB de 2,5% (Chile 0,2%), y en 2022 una tasa de pobreza del 1% (Chile 4,7%). Tiene todavía -igual que Chile- una tasa de inflación superior a la meta, un déficit en cuenta corriente de 3% (Chile menos del 2%), y una deuda externa a PIB muy alta, de 129% (Chile 71,7%). Además, se caracteriza por tener un ya prolongado estancamiento de los ingresos de los trabajadores no calificados.

En este contexto, Kamala Harris propone algunas medidas poco ortodoxas, que tendrán los efectos contrarios a los anunciados, como el fijar precios máximos. Otras medidas propuestas son más tradicionales, como el subsidio para la compra de viviendas. Para contribuir al financiamiento de esos gastos, la mayoría de carácter redistributivo, Harris propone aumentar el impuesto sobre la renta de las sociedades anónimas de un 21% a un 28%. La vicepresidenta de los EE.UU. también ha apoyado las medidas de política industrial de su gobierno, que tienen un sesgo proteccionista.

Por su parte, Donald Trump sostiene que las políticas económico-sociales adoptadas por los demócratas han transformado a EE.UU. en un país del tercer mundo. Para que vuelva a surgir, propone -exactamente lo contrario de lo que hace Kamila Harris- reducir los impuestos sobre la renta de las empresas (además de algunos otros tributos), proteger las actividades productivas mediante un arancel del 10 por ciento sobre todas las importaciones, liberalizar la producción de petróleo, bajar a la mitad el costo de la electricidad, y controlar estrictamente la inmigración. Las implicancias fiscales del programa no quedan claras.

Ambos candidatos tienen pues, para objetivos compartidos, propuestas muy diferentes. Kamala Harris pretende aliviar la situación de la clase media principalmente mediante fijaciones de precios máximos y subsidios, en cambio Donald Trump procura lograr algo similar principalmente mediante la protección generalizada a las actividades manufactureras. La teoría económica sugiere que ninguno de los dos lograría los objetivos últimos prometidos y que la economía de EE.UU. continuará su lento declive relativo.

Por Rolf Lüders, economista

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