Columna de Rosendo Fraga: Chile baja de categoría en el índice de paz global

Lugares Centro de Santiago
Foto: Andrés Pérez

El desempeño de Chile en el Global Peace Index muestra que las heridas del pasado reciente no han cerrado y que todavía influyen en las variables objetivas que se utilizan para medir el grado de paz que existe en una sociedad.



El Global Peace Index (GPI), que elabora desde hace dos décadas el Institute for Economics and Peace (IEP), clasifica a 163 países según su nivel de paz. Se trata del análisis más completo sobre las tendencias de paz en el mundo y su repercusión económica en el desarrollo de sociedades más pacíficas. Esto se deba a que cubre el 99,7 por ciento de la población mundial y utiliza 23 indicadores cualitativos y cuantitativos para medir el estado de paz en tres dominios: el Nivel de Seguridad y Protección Social; la Intensidad de los Conflictos Internos y Externos, y el Grado de Militarización existente en cada sociedad.

En la nueva edición Chile obtuvo 1.978 puntos y se ubicó en la posición 64°, entre Moldavia (1.976) y Tanzania (1.987). Estos valores representan una caída de seis posiciones en la tabla global respecto al año anterior, cuando se había ubicado en la posición 58°. No obstante, proyectados hacia atrás, los resultados de este año representan la quinta caída consecutiva en este índice, tanto en puntaje como en posición. En este último caso, desde 2019 cedió 37 posiciones, de la 27° a la 64°.

En el caso chileno, el punto de inflexión en este índice se dio en la edición de 2020, en la que cayó 17 posiciones. En esa oportunidad, los cinco países con las caídas de paz más importantes fueron Benín, Nicaragua, Venezuela, Níger y Chile. El informe de ese año señalaba: “Chile experimentó un año turbulento, lo que lo llevó a tener el segundo mayor deterioro en la paz de la región. Un incremento en el precio de los boletos del metro provocó un aumento en el malestar civil, con protestas masivas contra la desigualdad que estallaron en Santiago en octubre de 2019 y luego se extendieron por todo el país. (...) Aunque el malestar ha disminuido en cierta medida desde el pico en noviembre, es probable que continúen episodios esporádicos de protestas e incidentes aislados de violencia”. Cabe señalar que las protestas de 2019 llevaron a un deterioro significativo en dos de los tres pilares que componen este índice: Intensidad de los Conflictos Internos y Externos y Nivel de Seguridad y Protección Social. En ambos casos, Chile parece todavía lejos de recuperar los niveles de paz anteriores a la protesta de 2019.

Pero lo más impactante del caso chileno es la pérdida de categoría. En esta nueva edición Chile descendió al rango de países con un nivel de paz medio, algo que no sucedía desde que en 2013 el IEP decidió implementar sus rangos de paz (muy alto, alto, medio, bajo y muy bajo), tras ampliar la muestra a la cantidad de países que incluye actualmente, que son 163. Con el puntaje obtenido este año, Chile pasó a ser el segundo país de América Latina en este nuevo nivel de paz intermedio después de Costa Rica: que no haya logrado mantenerse a la cabeza de esta nueva categoría en la región también debería ser un llamado de atención.

El desempeño de Chile en el Global Peace Index muestra que las heridas del pasado reciente no han cerrado y que todavía influyen en las variables objetivas que se utilizan para medir el grado de paz que existe en una sociedad. Aunque el proceso electoral de 2025 todavía parece lejano, la necesidad de recuperar esa paz perdida seguramente ocupe un lugar central en el debate que está por venir.