Columna de Sebastián Izquierdo: El enigma de los indecisos en el proceso constituyente

Comando del “En Contra” realiza volanteo en el centro de Santiago
21 NOVIEMBRE DE 2023 / SANTIAGO Comando de la opción “En Contra” realizan un volante en el centro de la capital llamando a votar por su opción para el próximo plebiscito constitucional. FOTO:FRANCISCO VICENCIO / AGENCIAUNO

Las cifras revelan la complejidad del dilema constituyente y el difícil desafío de la persuasión. En caso de que ganara el “En Contra”, ello sería gracias a los indecisos, para quienes cerrar el proceso es más relevante que para los que ya tomaron posición. Por el contrario, si triunfa el “A Favor”, no habría lugar para hablar de un nuevo proceso, sino más bien de mejoras.



Casi dos tercios de quienes respondieron la reciente encuesta CEP declaran que aún no han tomado una decisión (53%) sobre el texto constitucional que se plebiscita en diciembre. Además, un 9% sostiene que “no sabe/contesta”. El resto de los encuestados se divide en un 30% para el “En Contra” y un 8% para el “A Favor”. Esa era la imagen a inicios de noviembre cuando finalizó el trabajo de campo. Sin duda, en los más de veinte días que han transcurrido, la realidad ha cambiado. Lo que se ha mantenido inalterable es que en los indecisos está el codiciado botín. La mitad de quienes votaron por Boric en la segunda vuelta están indecisos; lo mismo ocurre con aquellos que votaron por Kast.

En términos generales, los indecisos son un grupo enigmático y diverso. Mediante técnicas econométricas nutridas de la encuesta, es posible obtener algunas pistas. Sorprendentemente, los que están “algo interesados” en el proceso muestran más indecisión que los desinteresados y, naturalmente, están más dubitativos que los plenamente comprometidos. A medida que las campañas logren cautivar esta tenue luz de interés, la decisión aparecerá, aunque sin mucho entusiasmo. La percepción de que una nueva Constitución “deje las cosas igual” produce más indecisión entre aquellos que anticipan cambios, sean estos positivos o negativos. Atrás quedó la creencia de que un texto iba a ser la salvación a nuestros males. La lección de estos años es que, si bien la Constitución aporta un marco relevante, la resolución de los problemas corre por otro carril.

Ser mujer aumenta en 8 puntos porcentuales la probabilidad de indecisión, lo que pone de manifiesto la relevancia del mundo femenino en este debate. Quienes apoyan las tres causales de aborto muestran 8,7 puntos más de indecisión que quienes estarían por prohibirlo o dejarlo libre, reflejando así la complejidad de las interpretaciones en juego.

El no identificarse dentro del eje izquierda-derecha es otra de sus características, pues incrementa en 10 puntos su probabilidad de estar indeciso, un desafío para las campañas. Los que no diferencian entre un régimen democrático o uno autoritario tienen una mayor probabilidad de indecisión, de 11 puntos, que quienes se inclinan a favor de un sistema democrático. Rechazo a la política, riesgo de autoritarismo.

La desaprobación hacia el gobierno se traduce en un aumento del 8,6 puntos porcentuales en los indecisos frente a quienes lo aprueban; esto indica una conexión entre la opinión sobre la administración actual (o el gobernante) y la incertidumbre sobre la Constitución. Esa es la razón detrás de la estrategia adversarial de convertir este plebiscito en una evaluación del gobierno, una táctica que, bajo esa lógica, cobra sentido. Sin embargo, el oficialismo no pisó el palito.

En definitiva, las cifras revelan la complejidad del dilema constituyente y el difícil desafío de la persuasión. En caso de que ganara el “En Contra”, ello sería gracias a los indecisos, para quienes cerrar el proceso es más relevante que para los que ya tomaron posición. Por el contrario, si triunfa el “A Favor”, no habría lugar para hablar de un nuevo proceso, sino más bien de mejoras. Así las cosas, hoy se puede afirmar que, sin importar el resultado, la aspiración constitucional tiene fecha de término.