Columna de Sergio Muñoz Riveros: Sentido del Rechazo
El proyecto de nueva Constitución tiene padres conocidos. Se trata de la asociación de izquierdas que, encabezada por el Frente Amplio y el Partido Comunista, controló la Convención de principio a fin. Nunca tuvieron en mente la opción de elaborar un texto de integración nacional, que cumpliera las exigencias de una democracia moderna, con división y contrapesos de poder, reglas claras para la competencia política, protección del principio de igualdad ante la ley, articulación de un sistema político que asegurara la alternancia, en fin, los requisitos de la convivencia en libertad.
Fue otra la prioridad. Cuestionar de hecho las bases del Estado unitario, segmentar racialmente el país y crear un sistema político que les permitiera a las izquierdas copar el poder. El Congreso de Diputadas y Diputados es una copia de la Convención, pero esta vez con poderes incontrarrestables, superiores a los del Presidente. Todo un programa. Allí están las cartas marcadas de quienes están en La Moneda. Se propusieron “ganar” la Constitución para sí mismos, ¡y quedarse con ella! Ese es el núcleo de la definición del 4 de septiembre.
Si Boric ha usado la Presidencia para imponer el proyecto de la Convención, es porque se siente interpretado. Aunque cambia rápido de opinión sobre diversas cosas, en esta materia se jugó a fondo desde marzo: por eso convirtió La Moneda en cuartel general de la campaña por el Apruebo, asumió como jefe de campaña, y validó un intervencionismo descarado. Se explica: el proyecto fue hecho para favorecer las expectativas de poder de los partidos que están en el gobierno.
Ahora, con el viento en contra, el oficialismo maniobra para demostrar que, si gana el Rechazo, las cosas quedarán en suspenso, puesto que vendría un nuevo proceso constituyente y otra Convención. Dos senadores DC avalan esa perspectiva y proponen que Boric, 15 días después del 4, entregue un proyecto que ellos dan por hecho que tendría nuevas reglas. Teillier, el jefe del PC, dice que, si gana el Rechazo, debe haber otra Convención, pero con las mismas reglas de la primera. Boric dice que el Congreso vea los detalles. Puede venir un nuevo carnaval. ¿Y por qué los senadores y diputados no toman directamente en sus manos la búsqueda de un consenso constitucional? ¿Hasta cuándo actuarán como Poncio Pilatos?
Si gana el Rechazo, fracasará el plan de refundación de Chile “a la boliviana”, promovido por el populismo de izquierda. Será la respuesta de la sociedad a la amenaza autoritaria que surgió en la Convención y avaló el gobierno. Todo ello puede tener múltiples efectos políticos. Y no habrá cómo impedir que afecte, de una u otra manera, el futuro de Boric.
Debemos dejar atrás esta etapa de confusión y demagogia, y no cometer nuevos desatinos. Necesitamos reforzar el régimen de libertades y alentar los grandes acuerdos que permitan que Chile vuelva a progresar.