Columna de Soledad Alvear: El Canal de Panamá desde Chile
En días pasados hemos visto numerosas reacciones por declaraciones del Presidente electo Trump sobre una potencial reversión del Canal de Panamá a control de Estados Unidos.
Más allá del exabrupto comunicacional, la polémica tuvo un efecto nítido y elocuente: reafirmar no sólo la soberanía panameña sobre la ruta interocenica, sino además levantar una vocería regional que demostró que el Canal es una causa abrazada por Latinoamérica entera y no solo por los panameños, donde mandatarios y cancilleres cerraron filas en torno al país del Istmo. Así lo reafirmamos más de treinta excancilleres de Latinoamérica que firmamos una declaración apoyando la posición de Panamá.
En lo personal tengo una experiencia cercana con Panamá desde mis años como Canciller en el gobierno del Presidente Lagos, cuando tuve la responsabilidad de negociar el acuerdo de libre comercio entre Chile y Panamá. Ya en aquel entonces proyectábamos los alcances de este tratado con un Canal que servía de telón de fondo para más del 30% de nuestras exportaciones con la región y el mundo que transitan por el Canal. Luego, a pocos meses de ampliado el Canal el año 2016, participé como expositora en un foro empresarial organizado por la Autoridad del Canal de Panamá ( ACP) y Chile donde el Presidente de Panamá, ministros, líderes de opinión y empresarios de nuestro país proyectaban los desafíos para el comercio mundial a partir del nuevo juego de exclusas.
Hoy, a ocho años de esa experiencia, Panamá nos reitera su historia de éxito con un Canal que ha permitido multiplicar los beneficios para el comercio marítimo global, hasta 14.000 contenedores (TEU), aumentando significativamente el volumen de mercancías transportadas y facilitó el acceso a mercados más lejanos al reducir los costos de transporte para grandes embarcaciones.
Para Panamá ha significado un incremento en los ingresos por peajes debido al mayor tránsito y a las tarifas más altas, para buques más grandes, generando empleo directo e indirecto. Además, se ha incrementado el desarrollo logístico y portuario.
Adicionalmente ha contribuido al medio ambiente al reducir las emisiones de CO2 al permitir rutas más cortas y eficientes para el comercio internacional y el uso de avanzadas tecnologías en las nuevas esclusas, que disminuyen el uso del agua, como los tazones reutilizables.
Esto además ha permitido facilitar el acceso a mercados más lejanos al ampliar rutas marítimas, favoreciendo los tránsitos al promover cadenas de suministro más eficientes y construyendo nuevas economías de escala en beneficio de países y usuarios. En definitiva, una mayor integración comercial entre continentes con un nuevo impulso de dinamismo logístico y portuario.
Chile tiene en Panamá a un socio estratégico, y a su plataforma de inversiones en Centroamérica y el Caribe, pero sobre todo, el ejemplo de un país que tuvo el coraje y la madurez política de entender que se podía reivindicar soberanía con diplomacia, diálogo y cooperación, como fue la experiencia en la suscripción de los Tratados Torrijos Carter. Hoy volvemos a honrar su firma a días de fallecer el ex Presidente Carter en un 2025 cuando se cumplen 25 años de la devolución definitiva al dominio y administración panameños.
En resumen, la ampliación del Canal de Panamá fortaleció su relevancia en el comercio global, mejoró la economía panameña y promovió el desarrollo logístico regional, posicionándolo como un motor clave en la dinámica del comercio marítimo mundial.
Por Soledad Alvear, abogada
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