Columna de Soledad Alvear: G20 sin Xi

G20 summit in India
REUTERS/Evelyn Hockstein


Uno de los efectos de la G20 celebrada en la India es que las ausencias muestran el mundo más que por quienes asistieron. La significativa ausencia del líder Xi Jinping muestra como no existe ese espacio menos institucionalizado donde los líderes se sienten a conversar las grandes definiciones geopolíticas de nuestros tiempos. Ya de por sí, el líder ruso Vladimir Putin, no estaba para participar de las sesiones, vetado por Occidente y preparando una reunión con el líder norcoreano Kim Jong-Un. Entre tanto, el propio dictador norcoreano viene actuando con provocaciones hacia Japón y Estados Unidos, con pruebas varias de misiles, a corta distancia del territorio nipón.

En este contexto, el líder Xi no concurrió por varias razones. Una fue porque la cada vez más compleja situación económica lo obliga a tener firme el timón. Además, tiene instalado el problema de mega compañías, sobre todo en el terreno inmobiliario, que están en caída libre hacia quiebras y pérdidas gigantescas de capital. Por otro lado, y más en línea con las verdaderas probables razones, la cumbre era en la India (que por estos días reclama su nombre hindi como oficial, es decir Bhârat).

Las tensiones entre Nueva Delhi y Beijing no son nuevas. Por el contrario, se agudizan conforme miran hacia los mismos mercados, controlar espacios estratégicos similares, y cómo la preeminencia contrahegemónica a Occidente pasa exclusivamente por esas dos naciones. Xi con certeza no quiso ser parte de la vuelta triunfal del primer ministro Narendra Modi. Huelga recordar los incidentes fronterizos entre las dos potencias asiáticas de los últimos años, o la permanente negativa china para que los indios puedan ser parte de la APEC. Además, la entusiasta presencia de Modi en el QUAD cae muy mal en los círculos chinos. QUAD es el diálogo de seguridad multilateral entre Estados Unidos, Australia, Japón e India.

Además, en el frente interno parece que las aguas están turbulentas. Primero, no se tuvo paradero del ministro de Relaciones Exteriores, Qin Gang, el que finalmente es reemplazado sin muchas explicaciones. Ahora el que se pierde es el ministro de Defensa, Li Shangfu. El funcionario fue visto el 29 de agosto por última vez en un foro China-África, y después de mantener contactos con autoridades rusas. Es decir, al parecer, existen cambios en el mando político-estratégico del gigante asiático, los que están en línea con los cambios iniciados del año pasado con el 20° Congreso del Partido Comunista. Es decir, el liderazgo chino no quiere verse expuesto a estar frente a otros líderes internacionales en la actual situación. Además, están muy cuidadosos con sus acciones y frases frente al conflicto en Ucrania. Incluso, pese a que, en este cuadro, no parece lógico que el líder norcoreano se haya juntado con Putin sin la anuencia de Beijing.

Esta cumbre del G20 demuestra que nuevos bloques se siguen armando en el contexto de tensiones multipolares. Pero más importante, es que la arquitectura multilateral actual parece estrecha y sin gran capacidad de contención del conflicto. Es en este cuadro que el diseño institucional parece más importante que nunca. Sobre todo, cuando parece que gigantes como China y otros parecen no confiar en sentarse a una mesa global. Se viene la Asamblea General de Naciones Unidas, como cada final de septiembre. Veremos cómo sigue este juego por aguas turbulentas y desconocidas de la geopolítica global.

Por Soledad Alvear, abogada

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