Columna de Soledad Alvear: Lagos, 86 años de un hombre infinito
El Presidente Lagos cumple en estos días 86 años. Toda una vida dedicándole al país y, por qué no decirlo, a las grandes discusiones del orden mundial; décadas de pensamiento y también de acción. Si bien su alejamiento de la vida pública activa fue anunciada hace unos días, con la sabiduría y sobriedad acostumbradas, razones para destacar su prolífico espíritu siguen vigentes y transforman el adiós de su despedida pública en un infinito.
Conocí a Lagos como ministro de Educación del Presidente Aylwin, luego volvimos a ser colegas en el sexenio del Presidente Frei. Para la presidencial de 1999 me pidió que encabezara su campaña en segunda vuelta, resultando ser el primer Presidente socialista luego del retorno de la democracia, superando suspicacias y prejuicios con resultados concretos. En su gobierno me honró como su canciller en una etapa epocal para nuestra política exterior.
Lagos siempre tuvo la destreza de liderar con sutileza el despliegue en las capacidades de sus colaboradores, sin abandonar la inspiración y el liderazgo de su pensamiento, manteniendo vigente su firme dirección.
En relaciones exteriores, su voz vibró tan fuerte como en la academia y la dirigencia política. Ahí están el “no” a Estados Unidos como miembro del Consejo de Seguridad de la ONU, cuando el TLC bilateral estaba a la vuelta de la esquina; o la sinceridad con Cardozo para apostar por un “Mercosur Político” que no comprometiera nuestra apuesta en la naciente apertura comercial con mercados como la Unión Europea. Esa temprana advertencia de Lagos, sumada a su decidida convicción para los intereses de Chile, cimentó las bases de los mejores atributos que hoy exhibe nuestro Estado, donde las relaciones internacionales se suman a tantos otros ámbitos como educacion e infraestructura pública, que encabezó con la altura que permitió cambiarle el rostro al país y, de paso, sacar a miles de chilenos de la línea de la pobreza, aunque a veces la ignorancia no permita entenderlo.
Pero el coraje de Lagos en estos 86 años ha ido mucho más lejos. Cómo olvidar su desvelo en la crisis del estallido de octubre de 2019, cuando condenó antes que muchos la violencia y el atajo populista, o su rol en todo el proceso constitucional, donde siempre opinó con envergadura y sin ramplonerías desde lo que en su entender era lo mejor para Chile.
El Presidente está de cumpleaños y su figura sigue creciendo, no solo por el rendimiento de su gobierno y coalición, que coadyudó a fundar, sino por la inmensidad de su memoria en Chile y el mundo, y su reconocida vocación latinoamericanista, que en su postpresidencia le ha significado un marcado rol en la definición de los principales desafíos de la política contemporánea.
Lagos celebra un nuevo año de vida con una obra e ideas que permanecen vigentes, pese la crítica frívola de los últimos 30 años. Celebramos la vida de uno de los más grandes presidentes de la historia republicana y, más allá de su retiro, su macizo legado siempre hablará por él. Felicidades, Presidente.
Por Soledad Alvear, abogada
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