Columna de Soledad Alvear: Urgente llamado

Consejo Constitucional


Las votaciones que ya han comenzado en las comisiones del Consejo Constitucional que está elaborando el texto de la propuesta constitucional proveen una oportunidad para referirse a las condiciones que creemos deben cumplirse para que se trate de un proceso exitoso, que concite la adhesión ciudadana en el plebiscito del 17 de diciembre próximo y que pueda, por fin, resolver, en un marco de unidad, la cuestión constitucional.

La primera de estas condiciones es que se busque, desde ya, construir el más amplio consenso entre todas las fuerzas políticas representadas en el Consejo. Ello implica no solo construir un acuerdo entre las fuerzas que tienen la hegemonía en dicho Consejo, sino incluir también a la minoría. Este ejercicio ya lo efectuó la Comisión Experta al aprobar las disposiciones de su proyecto contando con un acuerdo transversal de todas las fuerzas políticas. Seguir este ejemplo sería la mejor demostración de que se aprendió la lección de la Convención Constitucional, en que las fuerzas entonces hegemónicas construyeron una propuesta al margen de los sectores minoritarios, lo que condujo finalmente al rechazo en el plebiscito de salida.

La segunda de estas condiciones es que en la elaboración de la propuesta de nueva Constitución se siga un criterio de trabajar en torno a iniciativas que tengan pertinencia constitucional. La Constitución no constituye un programa de gobierno ni un programa legislativo, sino un marco de reglas fundamentales compartidas por todos que organizan, distribuyen y limitan el poder en una sociedad democrática y promueven y garantizan los derechos humanos. Las 12 bases constitucionales que constituyen los bordes del actual proceso son un ejemplo de pertinencia constitucional, por lo que las normas que se postulen en la propuesta deben desarrollar y no desfigurar esas 12 bases constitucionales. En este sentido resulta contradictorio, por ejemplo, que se aprueben normas constitucionales para consagrar el rodeo y la cueca en la Constitución.

La tercera de estas condiciones es que las normas que se postulen se planteen con perspectiva histórica y no coyuntural y, por lo tanto, deben estar alejadas de cualquier tentación de ceder ente el populismo. Una medida que puede ser muy popular momentáneamente no implica que deba formar parte de la Constitución. La elaboración de una Constitución debe estar enfocada a los próximos decenios y no a la próxima elección. En este sentido resulta preocupante, por ejemplo, que se pretenda aprobar una norma constitucional destinada a eximir del impuesto territorial (contribuciones) a las primeras viviendas. Además de inconveniente por lo regresivo, los impuestos son materias de ley y no constitucionales, y no por intentar ganar algunos votos de los eventualmente favorecidos, se pueden contemplar en una Constitución.

En suma, hacemos un llamado a todos los sectores políticos a actuar con mucha responsabilidad y sentido de Estado para poder finalmente ofrecer a la ciudadanía una Constitución que verdaderamente una a todos los chilenos y chilenas.

Por Soledad Alvear, abogada

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