Columna de Sylvia Eyzaguirre: Desconfianza e injusticia, un cocktail explosivo

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La cohesión social es un fenómeno complejo, que da cuenta de la calidad de los vínculos sociales de una sociedad, el sentido de pertenencia de los miembros a ella y el grado de cooperación entre los miembros. La cohesión social juega un papel fundamental en la construcción del concepto de nación y está íntimamente ligada al buen funcionamiento de la democracia. Esta semana se publicaron los resultados del Estudio Longitudinal Social de Chile (ELSOC), la única encuesta panel que nos entrega una radiografía de la cohesión social en el país y su evolución en el tiempo. El estudio mide múltiples dimensiones, imposibles de abarcar todas en una columna, pero me interesa comentar tres resultados que me dejaron profundamente preocupada.

El primero tiene relación con la bajísima confianza interpersonal que predomina en la sociedad chilena. Solo el 8% de los encuestados considera que casi siempre se puede confiar en las personas, mientras que el 86% dice que casi siempre hay que tener cuidado al tratar con las personas. Ante la pregunta: ¿cree que la mayoría de la gente intentaría aprovecharse de usted si tuviera la oportunidad o cree que trataría de ser justa?, el 61% cree que intentaría aprovecharse y solo el 28% cree que trataría de ser justa. Esta desconfianza es generalizada, aun cuando hay matices. Las personas con mayores años de educación muestran más confianza interpersonal que las personas con menos años de educación. Esta baja confianza interpersonal es algo que se mantiene bastante estable en el tiempo y nos revela la delgadez del hilo del tejido social.

A esta baja confianza interpersonal se suma la baja percepción de justicia social. El 53% de los encuestados está en total desacuerdo con que las personas son recompensadas por sus esfuerzos, el 26% no está ni en acuerdo ni en desacuerdo y solo el 21% está de acuerdo. Esta cifra me dejó helada. ¿Con qué argumento justificamos las desigualdades, si estas no responden al mérito o talento? ¿Cómo promovemos la responsabilidad y el esfuerzo, si estos no están siendo recompensados? Esta encuesta nos muestra que la percepción de justicia social se ha ido deteriorando desde 2016 a la fecha y los grupos con la menor percepción de justicia son las mujeres, los jóvenes menores de 29 años y las personas con estudios superiores. La pérdida de dinamismo económico ha afectado no solo el nivel de bienestar de la población, sino las expectativas de movilidad social. ¡Qué sombrío se ve el futuro para las nuevas generaciones! ¿Qué estamos haciendo para revertir esta sensación de injusticia, para aumentar las expectativas de nuestros jóvenes? Este es un caldo de cultivo perfecto para los conflictos sociales. El populismo es especialmente atractivo cuando cunde la desesperanza, la frustración, la ausencia de expectativas.

El tercer elemento tiene relación precisamente con la confianza en nuestras instituciones políticas. Al igual que la encuesta CEP, la ELSOC muestra la bajísima confianza en nuestras instituciones políticas: el 75% y el 89% dicen tener nada o poca confianza en el Congreso Nacional y en los partidos políticos, respectivamente. Y cómo vamos a tener confianza si no solo no están abordando los principales desafíos que enfrenta el país en materia económica, en seguridad y educación, sino que ni siquiera han logrado ponerse de acuerdo para mejorar nuestro sistema de ahorro para la vejez. ¿Cómo vamos a confiar en nuestros políticos, si están más preocupados de resguardar las reglas electorales que les convienen (lo vimos recién a propósito del voto obligatorio) en vez de pensar en las reglas que favorecen a la democracia?

Los factores que propiciaron el estallido social siguen estando presentes y algunos incluso han aumentado. La mala noticia es que el escenario político no es bueno. La ausencia de consensos básicos que permitan proyectar a Chile con independencia de la alternancia en el poder nos tiene estancados. La tarea política más importante es volver a generar esos consensos mínimos.

Por Sylvia Eyzaguirre, investigadora CEP

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