Columna de Sylvia Eyzaguirre: Estupidez colectiva
¿Qué pasaría si el Congreso prohibiera la aplicación Waze porque esta no terminó con los tacos en Santiago? ¡Habría que ser estúpido para proponer algo así!, dirá usted. Le encuentro toda la razón, Estúpido con mayúscula. El Waze, al centralizar la información, puede optimizar nuestro tiempo entregándonos la ruta más rápida. Además, como concentra toda la información puede ayudar a disminuir los tacos, pero no los puede disolver, dado que estos dependen del número de vehículos, la dirección a la cual se dirigen y el número de autopistas. Lo mismo sucede con el Sistema de Admisión Escolar (SAE). ¿Puede creer que la Cámara suspendió para el próximo año el SAE porque según algunos impide a las familias elegir su colegio y porque otros quieren reponer la selección en la enseñanza media? Esta decisión solo muestra la brutal ignorancia de nuestros parlamentarios.
El SAE, al igual que el Waze, centraliza la información sobre las preferencias escolares de las familias. Al centralizar esta información, puede optimizar la distribución de alumnos, buscando la mejor combinación posible, de manera de asegurar que la mayor cantidad de estudiantes quede asignada a uno de sus colegios favoritos. En 2023, en la etapa regular de postulación el 50% de los postulantes quedó asignado en su primera preferencia y el 93% quedó en un colegio de su preferencia. Solo el 7% de los postulantes no quedó en ningún colegio. Sin duda, este es un excelente resultado y muestra la eficacia del SAE. Ahora bien, el 7% de los postulantes que no quedó en ningún colegio está enojado con el SAE. Pero, ¿es responsable el SAE? Por supuesto que no.
Hay dos razones por las cuales los alumnos no quedan en ningún colegio. La primera es porque en algunas comunas hay más niños que cupos escolares. El año pasado aumentó fuertemente el número de niños en edad escolar en Alto Hospicio, Pica y Lampa, superando con creces la oferta escolar disponible. El SAE solo asigna a los niños en sus colegios favoritos hasta que todas las vacantes se llenan, pero no puede inventar vacantes que no existen. Es responsabilidad del gobierno anticiparse a esta situación, creando colegios o vacantes de manera de asegurar el acceso a la educación a todos los niños de Chile. La segunda es porque los niños postulan a colegios altamente demandados. Cuando a un colegio con 100 vacantes postulan 1.000 alumnos, 900 quedan fuera. Este no es un problema del SAE, sino simplemente un problema aritmético. Con cualquier sistema de admisión, 900 niños no quedarán asignados a dicho colegio. El SAE no puede asegurar que todos queden en su primera preferencia, tampoco puede asegurar que todos queden asignados; ningún sistema puede asegurarlo. Pero sí puede asegurar que el mayor número de niños quedará asignado a un colegio de preferencia, algo que el antiguo sistema no puede garantizar, porque al no centralizar la información no puede optimizar.
El algoritmo que utiliza el CAE es un mecanismo virtuoso que no solo permite la libertad de elección, sino que la promueve y la hace mucho más eficaz que el antiguo sistema. De ahí que sea mentira decir que este sistema no permite a las familias elegir el colegio de sus hijos. También es un sinsentido suspender el SAE porque se quiere reponer la selección por mérito académico en la enseñanza media. Personalmente, estoy de acuerdo con reponer la selección; los estudios que he realizado en el Centro de Estudios Públicos muestran cómo el fin de la selección ha perjudicado especialmente a la educación pública y a los estudiantes de familias vulnerables. Pero el SAE no es incompatible con la selección. De hecho, el mismo algoritmo del SAE se utiliza para el sistema de admisión universitario. Suspender el SAE no repone la selección, solo termina con la postulación en línea y con la asignación eficiente. Si los diputados quieren reponer la selección, entonces corresponde que dicha discusión se lleve a cabo al alero de un proyecto de ley y no de una glosa en la Ley de Presupuesto.
Por Sylvia Eyzaguirre, investigadora CEP