Columna de Sylvia Eyzaguirre: Miserables
Según la Real Academia Española la palabra miserable significa en su primera acepción ruin o canalla y en su segunda acepción extremadamente tacaño. Atendiendo a estos significados, este adjetivo es el preciso para calificar al gremio de los camioneros.
Mientras Chile se encuentra en una recesión económica y se prevé un mal primer semestre para el próximo año, contexto desfavorable para enfrentar los problemas urgentes que debemos atender, el gremio de los camioneros chantajea con violencia al Gobierno, exigiendo recursos que son de todos los chilenos para su beneficio personal. La industria del transporte terrestre es una industria lucrativa y además altamente contaminante, subsidiada escandalosamente por todos nosotros y, como si eso fuera poco, ahora quieren más.
Actualmente, el diésel está subsidiado por el Estado en desmedro de la bencina. Mientras la gasolina paga 6 UTM por metro cúbico de impuesto, el diésel solo paga 1,5 UTM. Existe amplio consenso en la necesidad no solo de corregir esta distorsión entre la bencina y el diésel, sino también de aumentar el impuesto específico a estos combustibles por las externalidades negativas que generan. La combustión de combustibles fósiles es una de las fuentes de emisiones de gases de efecto invernadero más grande, contribuyendo al calentamiento global y al cambio climático, que amenazan nuestros frágiles ecosistemas. De hecho, el programa de gobierno del propio Presidente Boric proponía aumentar el impuesto específico a los combustibles, tanto gasolina como diésel, a 7 UTM. Además de este beneficio, los transportistas pueden optar por la renta presunta que les permite pagar menos impuestos. Otro beneficio que goza este grupo de poder es la devolución del pago de impuestos por diésel que va en un rango de 30 a 80% según el tamaño del camión.
El nuevo acuerdo logrado con el gobierno solo hace más injusta esta realidad a costa de todos los chilenos, pero especialmente a costa de las personas más pobres y necesitadas del país. El Ejecutivo ingresó una indicación a la Ley de Presupuestos 2023 para agregar US$1.500 millones adicionales a los US$3.000 millones vigentes, aumentando el límite a US$4.500 millones para el funcionamiento del Mecanismo de Estabilidad del Precio de los Combustibles (Mepco) a partir del primero de enero próximo. Con este acuerdo aumentó la diferencia en el impuesto que paga el diésel en comparación con la bencina. Actualmente, el precio de las gasolinas puede subir hasta un máximo de $ 36 en tres semanas, mientras el del diésel podría subir solo $ 15, es decir, menos de la mitad que la bencina. Además, el gobierno enviará un proyecto de ley para mantener sin cambios el precio del diésel por un plazo de 120 días a través de un mecanismo transitorio que irá dentro del Mepco. Solo el proyecto de ley tendría un costo de US$400 millones mensuales según cálculos del Ministerio del Interior.
¿Cuánto nos cuesta a los chilenos este subsidio? Solo entre enero y junio de 2022 el Mepco ha significado para el Fisco US$2.290 millones. Mientras tanto el Programa de Apoyo a la Salud Mental Infantil para el año 2023 tiene un presupuesto de US$4,3 millones, un presupuesto miserable para enfrentar una de las peores crisis de salud mental que hemos experimentado en la población infanto-juvenil, y el Programa de Reinserción Escolar cuenta con apenas US$13,4 millones para enfrentar la peor crisis en educación escolar, con una población de más de 200 mil niños y jóvenes excluidos del sistema escolar y 1,3 millones de escolares con inasistencia grave. A los problemas de salud mental y exclusión escolar se debe sumar el problema de los rezagos en los aprendizajes, que la OCDE estima en al menos 1,3 años.
Teniendo estos antecedentes a la vista, juzgue usted si el adjetivo de miserable no viene como anillo al dedo al gremio de los camioneros.
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