Columna de Teodoro Ribera: Gestionando relaciones virtuosas desde la academia
Por Teodoro Ribera, rector de la U. Autónoma de Chile y ex ministro de Relaciones Exteriores
El siglo XXI se ha caracterizado, entre otras cosas, por la velocidad con que ocurren los cambios y por la importancia creciente que ha adquirido el conocimiento para las personas. Tanto así que se ha señalado que vivimos en una “sociedad del conocimiento”.
Junto con ello, el proceso de globalización ha propiciado que el conocimiento científico-técnico sea el motor del desarrollo de la sociedad, ya que constituye la base de las estructuras productivas y es la mayor fuente de ventaja competitiva de cualquier país.
En este contexto, una de las principales misiones de las universidades es transformar personas en profesionales con el propósito de que estos sean agentes de cambio y aporten a la sociedad. A estos actores cabe sumar a las empresas, pues son ellas las que hacen uso del conocimiento, incorporando en sus productos y servicios mejoras y beneficios, aportando a un mejor bienestar de sus clientes o usuarios.
El mundo, y ello ha quedado demostrado en este bienio en pandemia, precisa de la ciencia y de profesionales capaces de investigar y crear soluciones innovadoras. Aquí juegan un papel clave las más de 30.000 universidades a nivel mundial que diariamente tienen el objetivo de formar expertos de alto estándar para las exigencias que hoy se nos presentan.
Chile, como una de las naciones con más altos niveles de desarrollo de América Latina, no es ajeno a esta demanda. La ciencia y la investigación son esenciales para el crecimiento sostenible que otorgue a las generaciones presentes y futuras una mejor calidad de vida.
Para ello, es clave construir una nueva cultura de trabajo universidad-empresa, que se concreta con una mayor colaboración de “ganar-ganar” (win win): los centros de educación superior son referentes en conocimiento, pero sin la práctica y crecimiento profesional posterior en las empresas, queda huérfano. La universidad juega un papel clave como “puente” en el contacto entre alumno-empresa y entre empresas.
¿Cómo se materializa este vínculo? Seguir generando conocimiento demanda una estrecha colaboración académica, así las universidades que persiguen los mismos objetivos deben trabajar en conjunto y a eso se deben sumar las empresas para que participen en la transferencia de todo ese conocimiento.
Los desafíos del presente, además, nos llevan a la necesidad de unir la investigación chilena con la de naciones desarrolladas de Europa o Asia, impulsando alianzas científicas con universidades y centros de investigación de primer nivel, que permitan, con el apoyo del mundo empresarial, soluciones palpables y novedosas acordes a los requerimientos de un mundo cambiante y desafiante. Estas alianzas nos deben conducir a avanzar en el desarrollo sustentable como sociedad.
Nuestro trabajo es formar estudiantes socialmente responsables que se conviertan en líderes del presente y del futuro de nuestro país y el mundo.
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