Columna de Teodoro Ribera: Una nueva australidad para Chile

ISLA HORNOS:Faro Cabo de Hornos


Que la Región de Magallanes y la Antártica Chilena sea la más internacional, disputada y compleja de entender para nuestra política exterior, no es novedad. Con el despertar de las economías asiáticas en los años 80, la política internacional se anilló en torno a una matriz económica, trasladando su eje central desde el Océano Atlántico al Pacífico. Sin embargo, como resultado de la incertidumbre ambiental, la riqueza de las cadenas de recursos vivos del Océano Austral y su condición de paso natural entre océanos y continentes, el austro chileno se ha vuelto un núcleo geográfico en el que confluye una nueva centralidad: una determinada por la multipolaridad, el temor ante la crisis ambiental, la lucha por la hegemonía tecnológica y los riesgos de una explotación indiscriminada de sus recursos.

Este escenario, tan frágil como crucial, invita a reflexionar sobre el papel, las responsabilidades y las capacidades que Chile debe impulsar para fortalecer un control político en esta zona.

De ahí la importancia del libro “Una nueva australidad para Chile”, que la Universidad Autónoma de Chile presentó en Punta Arenas, cuya finalidad es que la política exterior chilena profundice su mirada en este puzle de varias piezas -grandes extensiones de territorio continental, el Océano Austral y la Península Antártica-, que configura el extremo austral de país, ocupando eficiente y productivamente sus capacidades y recursos limitados. No hacerlo pone en riesgo el control político que el país debe ejercer para evitar que agendas globales (universalistas) y las de las grandes potencias puedan superponerse a nuestros intereses o poner en riesgo la cualidad territorial antártica de Chile (https://ediciones.uautonoma.cl/index.php/UA/catalog/book/139).

En este sentido, es estratégico mejorar la conectividad terrestre para afianzar el control político de Chile en el extremo austral y su cualidad antártica; potenciar a Puerto Williams como centro gravitante de esta nueva australidad es clave y que se reconozca que las costas de Magallanes son bañadas por dos océanos (Pacífico y Austral) y define un giro conceptual de proporciones en la posición del país de cara a nuestra proyección hacia el Polo Sur. A su vez, precisar nuestros derechos en la plataforma continental magallánico-antártica en 2020 es un peldaño determinante para el reposicionamiento nacional en la zona austral y en la Antártica. También mediante la dictación en 2020 del Estatuto Chileno Antártico, el país avanzó hacia una postura más soberana en el Territorio Chileno Antártico, porque es claro que el sistema antártico no es suficiente para proteger nuestros derechos ante tendencias universalistas y frente a esta nueva centralidad que adquiere el austro chileno.

La política exterior chilena enfrenta desafíos múltiples y voluminosos. Realizar una lectura profunda y prospectiva de los desafíos de cada una de las regiones y comprender sus desafíos y oportunidades, constituye una tarea voluminosa pero urgente de encarar para nuestra Cancillería.